Por ANULFO MATEO PÉREZ
El presidente Leonel Fernández anduvo amarrando cabos por Suramérica;
promovía la paz entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez. Así desinforma el
imperio, apoyado en su poder mediático.
El mandatario dominicano se va convirtiendo, en lugar de Oscar Arias,
en armador de la política de la Casa Blanca para domar a la “gleba
insurrecta” del patio trasero, encabezada por Chávez, Evo, Correa y
Daniel Ortega.
Algunos dicen que no se trata de eso, sino de un mensajero del miedo,
dirigido no por Jonathan Demme, sino por la jefa del Departamento de
Estado, Hillary Clinton.
Por su perfil, Fernández fue seleccionado por el stablihsment de
Gringolandia para ayudar en su nueva política, conocida como la del
“poder inteligente” o smart power.
Henry Kissinger decía que la diplomacia es “el arte de refrenar el
poder” de los desafectos de EEUU. De ese marco conceptual partió George
W. Bush para su política de “poder duro” o hard power.
Ni corto ni perezoso Bill Clinton se inspiró en lo mismo para usar el
“poder suave” o soft power, dirigido a ganarse las mentes y corazones
de la población civil en “países adversarios”.
Ahora se funden la ‘ingenua’ sonrisa de Barack Obama y el “poder
inteligente”, que concuerdan perfectamente con la capacidad de
simulación e histrionismo de su nuevo mensajero para América Latina.
De ese jarabe le hicieron tomar a Honduras, con manos amarradas y
nariz tapada, y todo sale a la perfección. Ya el León exhortó a sus
“amigos” a reconocer al presidente ilegítimo de ese país, que es parte
de la manada de lobos.
Y mientras el mensajero cumplía misión en el extranjero, aquí se
calentaba más “el infierno”, —con la Barrick Gold incluida— robándole el
protagonismo a la primera parte de La Divina Comedia de Dante
Alighieri.
6/Marzo/2010.
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