Raíces Radio

sábado, 15 de junio de 2013

Los celos en la pareja


Por ANULFO MATEO PÉREZ

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Una adecuada o defectuosa relación de pareja va a estar determinada por la cultura, personalidad, patrones de comportamiento y vivencias que hayan experimentado antes y/o después de establecerse los vínculos sentimentales y, por supuesto, si existe o no el amor recíproco. Por lo general, los celos en la pareja van acompañados de miedo, a perjuicios económicos, inseguridad, ansiedad, soledad, tristeza, hostilidad, violencia ejercida, que puede llegar al homicidio y/o suicidio.

Si los celos son provocados por afecciones emocionales, de uno o de ambos miembros de la pareja, se abre la posibilidad de un buen arreglo con la ayuda de un psicoterapeuta experimentado y la cooperación adulta de los involucrados.

Se puede llegar a una relación madura y gratificante, donde prevalezca la armonía, confianza, amor y felicidad, delimitando espacios y abriendo esos vínculos a la sinceridad plena.

Si esa relación es defectuosa porque el amor es el gran ausente, lo recomendable es la separación definitiva, para evitar complicaciones que pueden envolver a toda la familia, si es que se ha formado.

En muchos casos, las dificultades llegan a nivel crítico porque se ocultan planes, de uno o ambos miembros de la pareja, como el divorcio legal y las maniobras para evitar la repartición justa de bienes materiales acumulados durante el matrimonio.

Lo inadecuado e inmaduro es pretender una relación “amorosa” mediante el recurso del engaño y la manipulación, por un lado, o la coacción y persecución permanentes, por el otro, sacrificando la felicidad por posesiones materiales.

Esa dinámica con evidentes rangos psicopatológicos, empeora la situación de la pareja y su entorno, lastima profundamente y termina irremisiblemente en el más absoluto fracaso.

15/junio/2013

miércoles, 12 de junio de 2013

Manga por hombro

Por ANULFO MATEO PEREZ

Se asegura que la mayor expresión de inteligencia es la sonrisa, capacidad que se ha ido perdiendo entre los dominicanos, así como también las naturales reacciones de asombro ante tanto desorden y abusos propiciados desde las distintas instancias del Poder.

Pese a que la Constitución de la República establece que el Estado debe garantizar los recursos para preservar la salud del pueblo dominicano, los servicios andan manga por hombro en el sector público y en el privado, por más esfuerzos que hagan los funcionarios por ocultar esa realidad.

Los médicos transitan un vía crucis por la mejoría de sus salarios y condiciones laborales. El gobierno rechaza año tras año esas demandas, y el Congreso, quien ganará “El Soberano” como hipócrita del año, se empeña en identificar fuentes impositivas muy sensibles, consciente de que serán rechazadas, como son el gas propano, ahorros y certificados de depósitos. ¡Pura táctica de distracción!

Bocinas bien pagadas les dicen vagos a los médicos para negar sus derechos y justificar la inoperancia de Salud Pública. Muchos especialistas tienen el rol de “jefe de servicio”, pero reciben salarios de miseria, al tiempo que proliferan holgazanes analfabestias y politiqueros arribistas “apuntados” con sueldos de lujo en las nóminas estatales.

Se critica que “los médicos” incumplen horarios, sin hacer la salvedad de que se trata de un grupo, mientras se omite que muchos de ellos ni siquiera van a los hospitales por su militancia política oficialista. ¿Por qué a los médicos que cumplen sus obligaciones no les mejoran sus salarios? Porque constituyen la mayoría.

El caos en el sector salud no es fruto del azar. Al contrario, ha estado siempre auspiciado por los distintos gobiernos, para evadir lo que establece la Carta Magna, la Ley General de Salud y los reglamentos hospitalarios; son los primeros en pescar en ese mar revuelto y en situarse de espalda a las grandes mayorías.

El desorden se extiende a Promese, a las boticas populares y a las farmacias hospitalarias, lo que debilita aún más la autoridad de los funcionarios que intentan sancionar las ilegalidades que comete el sector privado en el comercio de medicamentos o impedir que los colmados y paleteras vendan la “pastillita azul”.

El sector salud anda tan mal, que ya no sabemos cuál es el público ni cuál es el privado. Ahora se ha legalizado el desorden con la nueva Seguridad Social, modelo donde predominan los intereses de la medicina privatizada y sus intermediarios, con médicos, bioanalistas, odontólogos, enfermeras, farmacéuticos y técnicos mal pagados.

Es un modelo que permite que en los hospitales y hasta en centros privados, al paciente se le llame por el “número” de orden en que le toca recibir el servicio; al hospitalizado se le identifique, por ejemplo, como “Hache cuatro cama dos” (según su ubicación), y que al lado de las órdenes para administrar medicamentos, la enfermera escriba “NH” (No Hay). ¿Y entonces?

15/febrero/2009

domingo, 9 de junio de 2013

Los celos en la pareja

Por ANULFO MATEO PÉREZ

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Los celos son una expresión de significativos desajustes en la relación de pareja. Si no son abordados y resueltos, pueden constituirse en la base de lo que hoy se conoce como violencia de género, provocando, además, conflictos legales y perjuicios económicos.   Destruirán así la sana relación emocional y darán al traste con la convivencia e integración familiar.  

El lógico reclamo a la fidelidad, generado por “extravíos amorosos” de uno o ambos, es un mecanismo de compensación psicológica cuando se ha lesionado la autoestima del agraviado.

En nuestro medio, pese a su desequilibrio androcéntrico, el respeto a la fidelidad (en su doble dirección), sigue siendo una condición indispensable para una adecuada relación, si está fundada en el amor.

Debemos diferenciar entre los celos propios de la infidelidad demostrable y los llamados “celos patológicos”, secundarios a trastornos emocionales menores o a una alteración mental de mayor complejidad. 

Los celos patológicos pueden ir desde la inmadurez de la personalidad hasta alteraciones psicológicas de alta significación médica, los cuales pueden terminar con los vínculos de noviazgos o conyugales.

Es común que parejas en conflicto por los celos (por infidelidad real o ficticia), estén sometidas a una relación pendular, caracterizada por separaciones tormentosas y reencuentros “felices”.

Por lo general, en estos casos encontramos (en un individuo o en ambos), trastornos neuróticos o de personalidad (inadecuada, histérica, pasivo-dependiente, obsesiva y paranoide), entre otras afecciones. 

También, los celos aparecerán en portadores de entidades psicóticas como la esquizofrenia paranoide, trastorno bipolar y en el estado paranoide alcohólico, mejor conocido como “celopatía alcohólica”. 

9/junio/2013

Un montón de gente

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Puede parecer una necedad insistir en el tema de la corrupción, pero no debemos evadirlo porque es un fenómeno que impacta negativamente la cultura y las bases del desarrollo de la nación dominicana.

La corrupción y descomposición moral en las instituciones del Estado se han expandido tanto en amplitud y profundidad, que no se detiene en la puerta de ningún despacho oficial. 

Desde el Legislativo, Ejecutivo y Judicial se prevarica y participa en el cohecho. Los tres poderes del Estado en que se sostiene la República y el sistema político están carcomidos hasta la médula. 

Los politiqueros que han pasado por el poder y los que dirigen en la actualidad las instituciones públicas han convertido a la República en territorio del hampa, en un lupanar de la peor especie.
 
La Constitución, leyes, poderes del Estado y el sistema político más que realidad son una ficción. Nos vamos convirtiendo en un montón de gente que ocupa un territorio, donde prevalece el caos.

Y como decía Aristóteles, “un montón de gente no es una república”. Para considerarse como tal, debe estar regida por la Carta Magna, las leyes y un sistema institucional independiente de los vaivenes políticos.

La república es incompatible con tiranías y monarquía; se fundamenta en el "imperio de la ley" y no en el "imperio de los hombres", donde gobernados y gobernantes están, por igual, supeditados a su Constitución. 

Todo está distorsionado porque el pueblo ha perdido la soberanía y se prescinde de la idoneidad, como indispensable condición de acceso a los cargos públicos.

Se puede afirmar sin ambages, que los últimos aprestos politiqueros para concentrar todos los poderes del Estado en el Ejecutivo de turno, son propios de las tiranías y monarquías, no de la república.    

21/01/2012