Conspiración imperial
Por ANULFO MATEO PÉREZ
Los
movimientos que demandan por distintos medios el rescate del patrimonio
público secuestrado por transnacionales, corporaciones políticas o
grupos económicos tradicionales, deben cuidarse de la mano peluda del
imperio, que mueve los hilos de sus marionetas en el ámbito local.
Estados
Unidos mantiene intervenida a la República Dominicana desde su
fundación (1844), bajo la premisa de la doctrina Monroe, elaborada por
John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823.
Esa
doctrina se sintetiza en la frase “América para los americanos”,
cimentada dentro del proceso de imperialismo y colonialismo.
Instituciones públicas y privadas son permeadas a través de agentes a
sus servicios.
Se
trata de una conspiración permanente para socavar nuestra independencia y
soberanía, dominarnos y sustraer nuestros recursos naturales, como
ocurre, por ejemplo, con los yacimientos mineros.
El
imperio a través de organismos de inteligencia inserta sutilmente a sus
agentes en el sistema de partidos, poder económico y político, para
dominarnos y apartarnos de procesos revolucionarios regionales y
mundiales.
Los
tanques pensantes o “think tanks”, al servicio de Estados Unidos, están
integrados por estudiosos y académicos, que elaboran y propagan ideas y
lenguajes para reforzar su sistema de dominación en todo el planeta.
Los
movimientos sociales deben estar alertas frente a esa amenaza, porque
anidan “teóricos” al servicio del imperio, con la misión de atomizar sus
fuerzas y apartarlos, en este caso, de “influencias subversivas”.
Usan
de forma eficiente radio, TV, periódicos, Internet… Para “voltear la
tortilla”, hace falta ganarles la guerra de la palabra y de las ideas, y
con ellas reforzar las protestas y reivindicaciones en marcha.
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