Raíces Radio

sábado, 13 de agosto de 2016

El gatopardismo

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Por ANULFO MATEO PÉREZ

Por lo que es la tradición política y partiendo de la afirmación del presidente Danilo Medina, en los próximos cuatro años de gobierno vendrán los cambios, "cambiar todo para que nada cambie", acompañados de una mayor centralización del poder y la definitiva hegemonía de su grupo a lo interno del PLD.

El desplazamiento del reducto de funcionarios que aún les son fieles a Leonel Fernández será poco a poco sustituido por danilistas, hasta dar el “jaque mate” al “rey”, al león, que se echará a lamer sus heridas.

Las primeras sustituciones en el tren gubernamental marcarán el norte que seguirán los pasos del presidente Medina, que será una gestión cargada de “realizaciones” para el “vuelve y vuelve” en el año 2020.

La “espada de Damocles” pende del techo sobre la cabeza de Fernández, desde que don Quirino regresó reclamando a través de los medios de comunicación el pago de una vieja deuda que no tenía factura.

La punta de la afilada arma se mantiene colgando y apuntando sobre la misma “cabeza impía”, atada por un único pelo de crin de caballo, que el leonelismo espera sea lo suficientemente resistente.

Luego de don Quirino I, siguió Félix I. Ahora, los avioncitos I. La PEPCA decidió mover la coctelera de los Súper Tucano, con un “tránquenlos a todos e interróguenlos”, una especie de “tiki mani”, "manos arriba”.

Pero las cosas no pasarán de ahí, porque no se puede mover demasiado el bendito altar; ya todos sabemos por qué. El propósito es demostrarles a sus adversarios que el león no es tan fiero como lo pintan.  

Y si todos se portan bien, incluida la oposición, la espada puede ser bajada y envainada, para realizar los cambios tranquilos, con Danilo, tras los hábiles arreglos de don Calogero y colegas el pasado 15 de mayo.


domingo, 7 de agosto de 2016

Mentiras y política

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Desde Platón hasta Hannah Arendt, se ha valorado la necesidad que han tenido los políticos para mentir como componente esencial de su actividad, lo que debe diferenciarse de la pseudología fantástica, conocida también como mitomanía o mentira patológica, analizada en el campo de la psiquiatría.

El suizo Anton Delbrück describió esta enfermedad en 1891 y precisó que se inscribía dentro de la conducta compulsiva, desprovista de un planeamiento para obtener algún beneficio particular para el sujeto.

A diferencia de la mendacidad, que busca alguna ventaja personal, en la pseudología fantástica se pueden hallar evidencias de alteraciones del Sistema Nervioso Central, hasta en un 40 por ciento de los casos.

Me refiero a personas con padecimientos orgánicos cerebrales, por ejemplo, como en el caso de la Epilepsia, comprobados en estudios electroencefalográficos, antecedentes de traumatismos craneales o infección.

En esta complejidad de criterios y hallazgos, debemos medir la gravedad de la mentira en la intención que la motiva y el efecto destructivo que esta pueda provocar en el entorno social receptor del mensaje.

Platón consideraba que el uso indiscriminado de historias ambiguas, conducían sin ambages al debilitamiento sostenido del tejido social y a la inacción de la gente, antes que a la legítima defensa de la sociedad.

Más cercana aún es la precisión del apóstol cubano José Martí al respecto: "Ni con lisonja, ni con la mentira, ni con el alboroto se ayuda verdaderamente a una obra justa”, aplicable a la actividad política.

Por la recurrencia con que ciertos politiqueros mienten para alcanzar el poder y mantenerse en él, han destruido la confianza y la fe en el porvenir de pueblos enteros, sin dudas merecedores de mejor suerte.