Por ANULFO MATEO
PEREZ
El Alzheimer y
otras demencias son entidades clínicas que debemos conocer, ya que los afectados en la familia o allegados
necesitan nuestra ayuda. Las padecen 10 millones de personas en nuestro continente,
por lo que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) exhorta a los especialistas
a tratar el tema.
Hablar sobre la
demencia ayuda a combatir el estigma, normaliza el lenguaje y alienta a las
personas a descubrir más sobre la enfermedad y a buscar ayuda, asesoramiento y
apoyo familiar y macro-social.
Nos sobran
razones cuando afirmamos que la falta de conocimiento sobre la demencia y sobre
cómo podría comportarse una persona afectada ha contribuido al estigma, y a la
respuesta errática del entorno.
Fomentar las
conversaciones en todas partes, dialogar sobre esta enfermedad es el primer
paso hacia la concientización, comprensión y superación de las barreras que
dificultan el acceso al diagnóstico y la atención.
La demencia es
una de las entidades más importantes que amerita atención social en el siglo
XXI, con alguien desarrollándola cada tres segundos, la cual nos podría tocar
en un momento de nuestras vidas.
El estigma que la
rodea y la falta de tratamientos disponibles, significa que las personas demoran
en hablar sobre esto y en buscar asesoramiento y apoyo, perdiendo un tiempo
valioso para atenuar los síntomas.
Según
estadísticas de la OPS, la prevalencia de
la demencia en todo el planeta aumenta de manera exponencial, de tal forma que
el número de personas que viven con demencia se triplicará progresivamente.
De los 50
millones actuales podría afectar a 152 millones a mediados de la presente
centuria. La enfermedad de Alzheimer es
neurodegenerativa y amerita prodigarle amor y asistencia
especializada al paciente.