Raíces Radio

sábado, 2 de noviembre de 2013

Los adultos mayores


Por ANULFO MATEO PÉREZ

El desarrollo sostenido de la ciencia y la técnica ha permitido que el género humano prolongue su existencia. En la actualidad el número de personas mayores de 60 años es dos veces superior al que había en 1980. Se calcula que para el 2050, habrá casi 395 millones de personas de 80 años o más.

Es decir, habrá cuatro veces más personas de esa edad más que ahora. Esta realidad ha empujado a que los ancianos reciban mayor atención de la sociedad, aunque no toda la deseada.

Inicialmente la medicina abordó los problemas de salud de los adultos mayores a través de la geriatría, pero debido a las complejidades presentadas (aumento de la población y nuevas realidades) surgió la gerontología.

Esta especialidad estudia la vejez desde el punto de vista biológico, psicológico, sociológico y económico. Pese a los prejuicios y discriminaciones, esta condición humana puede ser normal y no necesariamente patológica.

En esta etapa, se puede disfrutar de la vida a plenitud, dejando a un lado, por supuesto, las necias comparaciones con la juventud. Por lo demás, es conveniente diferenciar la senectud de la senilidad.

La senectud es el discurrir normal de la persona adulta mayor, mientras la senilidad es el estado patológico. Dijo Cicerón: “los viejos conservan su intelecto, si mantienen activa su mente y la emplean a toda capacidad”.

En la República Dominicana, como en otros países del Tercer Mundo, desprovistos de una adecuada seguridad social, millones de gerontes constituyen una carga familiar, viviendo en la soledad más absoluta.

Contrario al inexacto criterio de que “la vejez es un estado infinitamente triste”, se impone la realidad de que en esta etapa de la vida, se gana la serenidad de juicio, una mayor objetividad y prudencia.

domingo, 27 de octubre de 2013

La pócima oficial



Por ANULFO MATEO PÉREZ

Frente a un partido que ha instalado una dictadura constitucional, las organizaciones que aspiran a cambios importantes en la conducción del país harían muy bien en razonar lo necesario del amarre en un solo haz de todas ellas, para alcanzar el poder mediante una firme oposición.

Es de comprenderse con toda claridad, que quienes nos han desgobernado por más de 12 años lo hacen de forma pérfida, al margen de la ética política, y embriagados con el inmenso poder acumulado. 

El mundo ha cambiado en ciertos aspectos, como lo han hecho los métodos para controlar al adversario político. Por eso se corrompe, chantajea, infiltra y penetra a todo el que sea susceptible de ello.

Muchos se resisten con firmeza a entrar en la danza de la descomposición política, ética y moral a la que el peledeísmo balaguerizado ha conducido a la sociedad, pero otros se suman al gobierno a cambio de enriquecerse.

Una de las modalidades de control político de los que están en el poder, es comprar voluntades de dirigentes enlistados en la oposición para que hagan el trabajo de informantes; sembrados ahí para crear caos.

El caballo de Troya es uno de los medios preferidos de los que mueven los hilos del poder. Sus agentes encubiertos trabajan para crear confusión, rivalidades, “guerrillas” y división en las organizaciones opositoras.

Y esa práctica, propia de los organismos de inteligencia del Estado, la usa el oficialismo para controlar, neutralizar y desnaturalizar las acciones de las entidades políticas, sociales, sindicales, gremiales y populares.

Al movimiento juvenil le aplicaron la “medicina” y ya se aprecian sus nocivos efectos. La misma pócima la habían administrada antes a partidos políticos progresistas y revolucionarios, y los atomizaron.