Raíces Radio

sábado, 28 de septiembre de 2019

La apuesta


Por ANULFO MATEO PEREZ

Como paquidermos en una tienda de cristalería actúan los que nos desgobiernan, anclados en una postmodernidad donde todo es válido al margen de la ética, y peor aún, sumergidos en la putrefacción de un sistema político a punto de colapsar y donde ellos serán sus propios sepultureros. 

En el cuerpo de esa Cosa Nostra enquistada en el poder mutaron —para ser peores— los genes de los pervertidos Henry Morgan, Francis Drake, Plutarco de Samos, Diego Ingenios, Pierre le Grand, Provenzano y Al Capone.

Esta gente pervertida, van de las manos con los “desviados”, que categorizaba la psiquiatría clásica como “prácticas sexuales anormales”, aquellas que en la época eran contrarias a la “moral” de la sociedad.

Hoy, los términos y conceptos mucho han cambiado, y a esas conductas sexuales se les clasifica como “parafilias”: exhibicionismo, fetichismo, pedofilia, voyeurismo, necrofilia, entre otras desviaciones.

Lo perverso de este peledeismo sin boschismo en el poder, rebasó los límites de lo que Carl Marx tipificó en su obra cumbre como “acumulación originaria“, en el importante capítulo “prehistoria del capital”.

Lo peor es que esa “acumulación” de la pequeña burguesía rastrera no es sólo fruto de la apropiación de la plusvalía resultado del trabajo ajeno, sino desvencijando las ya anémicas y enflaquecidas arcas públicas.

Los que detentan el poder —abanderados de la moral “cristiana”— como si se tratara de la parafilia, se enseñorean en la lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia, conocidos como los 7 pecados capitales.

Este cuadro penoso, de gente pobremente rica, nos retrotrae al cuento “La apuesta” de Antón Chéjov (1860-1904), donde un rico banquero terminó siendo más pobre que un “presidiario” que cultivó la lectura.