Raíces Radio

domingo, 14 de junio de 2020

Racismo y la muerte de George Floyd


Por ANULFO MATEO PEREZ

I

La muerte del afroamericano George Floyd de mano de un policía blanco, el pasado 25 de mayo, ha provocado una repulsa mundial y grandes manifestaciones teñidas por la violencia desenfrenada entre multitudes y las fuerzas represivas en Estados Unidos y en otros países, hechos marcados por el racismo.

La muerte de Floyd ha despertado el interés respecto al tema de la discriminación racial, así como la relación entre el conflicto y la estructura de la sociedad en el mundo occidental, sobre todo en EE.UU.

Diversas opiniones han sido rastreadas hasta la época de los antiguos filósofos griegos. Se dice que el pensamiento social acentuó el consenso ante la contradicción como fuerza primaria de cohesión social.

Fueron teóricos como Carlos Marx, Simmel, Coser y Dahrendorf, quienes sentaron los cimientos de una nueva actitud. Marx, con su idea de la generación de conflicto en la sociedad industrial: trabajadores versus el capital.

Simmet, Dahrendorf y Coser, con sus análisis sobre funciones positivas y constructivas del conflicto, así como la diversidad de resoluciones, cuando sistemas sociales y el progreso son catalizadores del cambio.

Coser ha reconocido el problema de la inercia social en los procesos de esas contradicciones y de que, si no se consiguen acuerdos en un momento del conflicto, este podría desembocar en la muerte.

En 1954, Allport dijo que la más breve definición del prejuicio consiste en “pensar mal de los demás sin suficientes bases”. Opinó que el racismo blanco no es fácil de definir, y dudó si se trata de una “enfermedad”.

En 1969, Butts -un psiquiatra negro- define al racismo como la práctica de divulgar decisiones, estrategias o conductas con el propósito de subyugar o mantener el control sobre un grupo racial.

II

Algunos científicos sociales opinan que el racismo carece de una base psicológica firme y acentuando el papel de los factores sociales y de clase. En su opinión, muchos estadounidenses blancos tienen los estilos de vida de los ghettos negros, que fomentan la cultura del crimen, el abuso de drogas y la violencia.

El hecho de que las cifras de crímenes en su diversidad de características y homicidios en distintos grados sean muy elevadas en los vecindarios negros en Estados Unidos, da credibilidad a estos temores.

No obstante, tanto el gobierno estadounidense actual, así como los que le han antecedido, igual que la comunidad blanca, poco hacen para alivianar las condiciones que alimentan el crimen en esos sectores.

El racismo blanco está claramente asociado a factores históricos, culturales, socioeconómicos y psicológicos. Y para comprenderlo hay que considerarlo en toda su complejidad en esos términos.

La desigual formación de muchos psiquiatras, sobre todo en EE.UU, les hace difícil diferenciar entre una conducta desviante y anormal, de lo que es un comportamiento que responde a diferencias culturales.

Así, el prejuicio racial constituye un recurso utilizado con frecuencia, como en el caso de jóvenes negros que intentan hacer frente a la tensión del ghetto, al ser diagnosticados de trastorno de conducta.

Inducido por el sistema estadounidense de dominación, los psiquiatras, a causa de su desconfianza en el modelo de déficit, ven con frecuencia a los negros desde el punto de vista negativo y psicopatológico.

La muerte de George Floyd de manos de un policía blanco, se enmarca en estos prejuicios, pero en las últimas décadas las relaciones interraciales en EE.UU. y en la Psiquiatría han experimentado cambios importantes.