Por ANULFO MATEO PEREZ
Los que hemos tenido el privilegio o castigo de haber conocido la
“Era de Trujillo”, el dominio de sus remanentes, mandato del Consejo de
Estado, derrocamiento de Juan Bosch, resistencia a ese hecho, la
insurrección de Abril de 1965 y el balaguerismo neotrujillizado… no
moriremos de asombro.
La fractura del PLD no se produjo ahora, sino hace mucho tiempo,
cuando iniciaron los aprestos para llegar al poder de la mano de Joaquín
Balaguer, divorciándose de las ideas liberales de su mentor y guía.
Luego del fraude electoral de 1990 montado por Balaguer, propuse en
la Dirección del PCD repudiarlo, y por consiguiente respaldar el triunfo
de Bosch, lo que fue aprobado… y se lo hicimos saber a él.
Para tales fines fui designado junto a Narciso Isa Conde y Silvano
Lora, para reunirnos por iniciativa de Bosch con una comisión integrada
por Leonel Fernández, Danilo Medina y José Francisco Hernández.
De parte del PLD sólo Hernández acudió a la cita, sin explicaciones
sobre esas inasistencias; al formarse el “Frente Patriótico” para
recibir el poder del balaguerismo, todo quedaba finalmente aclarado.
Y como en la época victoriana, cuando se practicaba la doble moral
sexual y la reina mandaba a cubrir las patas de la mesa, porque “podía
incitar a los hombres” al recordar las piernas de una mujer, se llegaba
al gobierno.
Desde entonces el PLD practicaba la doble moral política,
convirtiéndose en una corporación despiadada, en cuyos mandatos ha
llevado a los dominicanos al más absoluto caos y a la más depravada
perversión.
Ahora, el “espíritu” travieso de Trujillo, continúa rondando el
Palacio Nacional, así como los poderes del Estado, para incitar a nuevos
horrores al estilo del siglo XXI, sin Rectitud, Lealtad, Trabajo ni
Moralidad.