Raíces Radio

jueves, 4 de abril de 2013

El cínico y su trajinar

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Cuentan que mientras Diógenes cenaba lentejas y sorprendido por el también filósofo Aristipo, éste le enrostró: 


“Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas”. Diógenes, de manera cínica le respondió:

—“Si tú hubieras aprendido a comer lentejas, hoy no tendrías que adular al rey”.

En otra ocasión, Diógenes fue desterrado por causas económicas de Sínope, ciudad donde nació, aceptando la medida con el siguiente juicio:

— “Si ellos me condenan a irme, yo los condeno a quedarse”. Su dignidad lo llevó a vivir en un tonel y criticó sin piedad las instituciones de su época.

En Atenas, portando una lámpara encendida en pleno día salió a buscar a un hombre honesto y no logró encontrarlo. En nuestro país no necesitaría encender lámpara alguna: al primer paso y en la más absoluta tiniebla se tropezaría en el gobierno con montones de hombres y mujeres con tan singular virtud.

Platón dijo una vez:

—“Diógenes es un Sócrates que se ha vuelto loco". Según algunos, ese “loco” se suicidó conteniendo el aliento, lo que no pierde ya ningún dominicano por más estruendosas que sean las denuncias “mentirosas” sobre corrupción. La capacidad de asombro la perdimos a los pocos meses de matar al Chivo en la Carretera.

Eso sí, para que la gente del gobierno también vivan en sosiego, la campaña mediática sostenida por Nuria Piera, Alicia Ortega y otros comunicadores debe ser descontinuada. Silenciemos lo referente a la Sun Land, PRA, INDRHI, CDEEE... Olvidemos esos “acumulos”.

Y para que estemos orgullosos, tranquilos y eternamente felices, que nada se diga de corrupción en el Congreso Nacional, Poder Judicial, empresariado nacional ni en las iglesias, incluyendo a mormones y ares krishnas. 

¡Felices Pascuas y próspero Año Nuevo! 


25/Julio/2009.

lunes, 1 de abril de 2013

Cuba salvó a Reagan

Por ANULFO MATEO PÉREZ

En el verano de 1984 Cuba alertó al Servicio Secreto de EEUU de los planes de la extrema derecha norteamericana para atentar contra la vida del presidente Ronald Reagan. 

El magnicidio se habría fraguado en Carolina del Norte y se aprovecharía la campaña electoral y la visita del mandatario a ese estado para actuar en esa dirección. 

Un oficial cubano a cargo de la seguridad de la delegación de Cuba ante la ONU sugirió entregar un informe a través de Robert C. Muller, jefe de seguridad de la misión de EEUU ante ese organismo. 

Para confirmar, dos agentes del SS de ese país se reunieron con el oficial cubano en el apartamento 34-F, piso 34, de los edificios Ruppert Towers, en la calle 92, en Manhattan. 

El grupo de complotados fue apresado por el FBI. Luego, Washington agradecía a La Habana tan valiosa cooperación para impedir el magnicidio. 

Idéntica actitud fue asumida por Cuba en 1981, cuando el presidente Reagan fue baleado; se repitió en agosto de 2005 por el huracán Katrina y en 2001 por la tragedia del 9/11.  

Cuba exhibe esa conducta ética, pese a que desde Eisenhower hasta nuestros días los halcones del imperio han elaborado cientos de planes para atentar contra Fidel Castro.    

Ante estos hechos, es enfermiza la obstinación del Gobierno de EEUU en mantener en prisión a cinco cubanos que trabajaban para evitar el terrorismo contra su país. 

El 12 de septiembre de 1998, hace hoy 12 años, Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando González, Ramón Labañino y René González fueron detenidos. 

Las autoridades estadounidenses deben recordar que un luchador antiterrorista cubano salvó la vida de un Presidente de EEUU.  

La administración Obama debe obtemperar al clamor universal y del pueblo cubano de liberar a Los Cinco.

 11/Septiembre/2010.

domingo, 31 de marzo de 2013

Causas de la violencia

Por ANULFO MATEO PÉREZ 

Son muchos los autores que han dado explicación sobre la génesis de la violencia, desde la teoría del escape de Konrad Lorenz, la del simio asesino de Raymond Dart, la agresión de Erich Fromm, hasta las ideas de Sigmund Freud en cuanto al instinto de muerte del ser humano.

Sin entrar en disquisiciones teóricas ni en polémicos estudios etológicos, sociológicos y antropológicos, se puede afirmar que las causas principales de la violencia-criminalidad en estos modelos capitalistas están vinculadas al carácter expoliador del estado y su clase gobernante, a la ideología y abusos ejercidos desde el poder.

En las sociedades donde existen mayores desigualdades socioeconómicas, restricciones sensibles de las libertades individuales y colectivas; exclusiones y discriminaciones étnicas, raciales, políticas, de género, y corrupción de estado… el uso de la violencia es mucho más frecuente, generalizado y complejo.

El empleo de las armas de fuego por sectores marginales, por ejemplo, no puede verse como causa de la violencia-delincuencia, sino como consecuencia de las miserias señaladas. En la medida las clases dominantes han ido cerrando los caminos que conducen a establecer una sociedad más equitativa, incluyente y democrática la descomposición social y ética han ido en aumento.

No es de extrañar entonces, que la población más joven, desempleada, privada de la educación y permeada por otros males como el narcotráfico, la cultura sexista y violenta, desee imitar el consumismo desenfrenado de los que ejercen el poder, la vida fácil y el hedonismo, enrolándose en la delincuencia indiscriminada y primitiva.

Por esas razones es que resulta irritante el desarme generalizado de la población civil que usa armas legales, y paradójico que con esa medida el Gobierno pretenda controlar la violencia. No es un asunto tan simple, la reducción sustancial de la delincuencia  pasa necesariamente  por una transformación positiva e integral de la sociedad. 

Es indispensable cambiar el carácter antidemocrático del estado, para dar la debida participación a las amplias mayorías nacionales en la construcción de una sociedad más justa, que reduzca de forma significativa el analfabetismo, el desempleo, la insalubridad, el hacinamiento, el hambre y la desnutrición a que las clases dominantes la tienen sometidas.

Para enfrentar esos males con éxito, la República Dominicana debe darse un gobierno revolucionario, que destierre la corrupción y el dispendio de sus recursos, así como los privilegios; que esté inspirado en ideales de solidaridad, justicia social y económica; equidad, inclusión social, desarrollo y orgullo nacionales bien entendidos.  

Por el establecimiento de ese gobierno, el pueblo dominicano ha librado, sin lograrlo, grandes batallas desde el 27 de febrero de 1844. Al parecer, le ha faltado, entre otras cosas, peregrinar a plena luz del sol con la linterna de Diógenes, para seleccionar a sus integrantes.

13/Diciembre/2008.