Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Jamás imaginó Tito Maccio Plauto (siglo III a.c.), que en este remoto país
del Caribe, “colocado en el mismo trayecto del sol”, le superarían con creces en
una farsa grotesca y mordaz, como la que montó el Consejo Nacional de la
Magistratura (CNM) para justificar la elección de los jueces de la Suprema Corte
de Justicia.
El acto final tuvo poco impacto, porque se conocía de antemano que el presidente Danilo Medina, también presidente del CNM, igual como dijo del Congreso Nacional, él necesita “su justicia” para blindarse.
El acto final tuvo poco impacto, porque se conocía de antemano que el presidente Danilo Medina, también presidente del CNM, igual como dijo del Congreso Nacional, él necesita “su justicia” para blindarse.
Nada
nuevo en este “inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol”, porque Leonel
Fernández, quien precedió en el poder a Medina, también necesitó de “su
justicia” y eligió los jueces de “su” Suprema.
Ante
tanto desparpajo grotesco y mordaz, tiene uno que recordar aquellos tiempos
cuando el profesor Juan Bosch levantaba la consigna de llevar al dictador
ilustrado Joaquín Balaguer a respetar su propia legalidad.
Cuando
el mandadero interrogaba en la sesión del CNM a la impoluta magistrada Miriam
Germán, no sabía si remontarme a un acto “pornográfico o excremental” de una
farsa de la mitología del teatro griego.
Y
todo continuó su agitado curso, hasta culminar con este agravio a la colectividad
dominicana, como es conformar una “justicia” para continuar con la corrupción y
la impunidad, sin disidencias.
Ahora,
el presidente Medina dará el sablazo a la Constitución de la República , que él mismo
se dio, para optar por una nueva repostulación y posible reelección, que será
certificada por “su” Junta Central Electoral.
Pero
esta estratagema para retener el poder puede desembocar en fracaso, sin
embargo, como él es ducho en la politiquería vernácula, ya puedo otear que en
la manga de su camisa tiene un as con el “plan B”.