Raíces Radio

sábado, 26 de junio de 2021

El ruido y la salud

Por ANULFO MATEO PEREZ

I

El ruido excesivo y constante, conocido como contaminación acústica, es un fenómeno molesto que puede producir trastornos fisiológicos y psicológicos sobre las personas expuestas. Se considera ruido todo aquel sonido (molesto e indeseable) que interfiere en la actividad habitual o el descanso reparador.

La contaminación sónica afecta la calidad de vida de las personas en la República Dominicana y a nivel mundial, sin distinción de raza, nivel sociocultural o económica, incluye el componente objetivo y subjetivo.

El que está expuesto a los ruidos puede padecer múltiples afecciones a la salud, por lo que la contaminación sónica afecta diferentes escenarios, uno de ellos son los centros educacionales y hospitalarios.

En el caso de los estudiantes que asisten a ellos necesitan concentrarse para lograr un aprendizaje satisfactorio, por lo tanto, son más susceptibles a este factor de riesgo al igual que los docentes que allí laboran.

En los centros de salud, el ruido no sólo afecta a los pacientes, que pueden agravar su estado, como en los casos de aquellos que padecen cardiopatías, psicopatologías, disritmias cerebrales, entre otras. 

En investigaciones de expertos se estableció que la principal consecuencia social del ruido es el deterioro de la audición y se está considerando una desventaja social severa entre estos y otros no afectados.

Entre los principales daños a la salud provocados por el ruido están los auditivos y NO auditivos, en los primeros se encuentran el desplazamiento temporal o permanente del umbral de audición.

En los segundos, están la dilatación pupilar y el parpadeo acelerado, agitación respiratoria, así como importantes afecciones en la esfera psicológica, que impactan órganos y sistema de nuestra anatomía.

II

En los países de mayor desarrollo económico, la Medicina del Trabajo alcanza en la actualidad niveles que permiten una importante seguridad laboral, estableciéndose una adecuada prevención, asistencia efectiva a los trabajadores en riesgo, tratamiento y rehabilitación a los que escapan de esa protección.

En las enfermedades profesionales, contraídas en los centros de trabajo, pueden jugar un papel predominante las condiciones del ambiente, como son los ruidos producidos por las máquinas que se usan en esos lugares.

Estas afecciones pueden expresarse por lo general de forma lenta, solapada o disimulada y crónica. No incluyo los accidentes de trabajo por la razón de que su ocurrencia es súbita y de evolución aguda.

Debemos recordar que los ruidos son agentes físicos, frecuentes no sólo en centros laborales, sino también en actividades lúdicas, como discotecas, salas de cine, colmadones, y vías de mucho tránsito vehicular.

En República Dominicana no contamos con todas las regulaciones para controlar los ruidos innecesarios, como leyes y disposiciones; las que existen para controlarlos son violadas constante y olímpicamente.

La contaminación sónica es sumamente dañina, porque la agresión de esta afecta directamente el cerebro, órgano noble de nuestra anatomía, alterando el buen funcionamiento todo el sistema nervioso.

La población en general está expuesta a los ruidos de vehículos de motor que carecen de silenciador (muffler) o en estado de deterioro, plantas eléctricas, bocinas fijas y ambulantes que recorren la ciudad.

En cuanto a los equipos de música en alto volumen, resulta mucho más dañino para la salud escucharlos en lugares cerrados o mediante uso de audífonos, porque al ser un agente físico se potenciará mucho más.

III

El ruido es un agente físico que se mide en decibel. El límite máximo inofensivo para la salud es de 50 decibeles. Todo ruido en 70 decibeles, es francamente nocivo, y bajo ningún concepto debe tolerarse ruidos por encima de 130, que resulta doloroso y por lo general provoca daños inmediatos y graves.

Los niños son más vulnerables a los ruidos que los adultos, y los que estos consideran normales, a veces resultan muy dañinos para los infantes, por tener un sistema nervioso inmaduro, sobre todo el cerebro.

Los ruidos más allá de la tolerancia de un niño, le pueden provocar en ocasiones dolor en los oídos, expresándose mediante inquietud, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño y llanto continuo.

Entre los síntomas más frecuentes causados por el ruido se encuentran la fatiga, depresión, ansiedad, insomnio, irritabilidad, agresividad, exaltación del ánimo, cefalea, toma de memoria y apatía sexual.

Personas expuestas a la contaminación sónica pueden ser afectadas en su sistema nervioso autónomo y provocarle elevación anormal de la tensión arterial, taquicardia, temblores y discreta hipertonía muscular.

Los ruidos por encima de 70 decibeles pueden causar hipoacusia (disminución de la agudeza auditiva) y en el peor de los casos sordera, irreversible en ocasiones, por un daño severo en el aparato auditivo.

Es importante saber cuándo estamos expuestos a la contaminación acústica. Si carecemos de equipos y deseamos medir ruidos, los que estén próximos a los 70 decibeles nos impedirán el diálogo a un metro del interlocutor.

En esas circunstancias tendremos que alzar la voz para poder ser escuchados. Las personas sometidas a ruidos que no perciben por encima de 70, es porque su agudeza auditiva ha disminuido severamente.

IV

Los sonidos fuertes que contribuyen a la contaminación acústica evocan una respuesta primitiva e involuntaria del cerebro humano; esta reacción consiste en que el cuerpo se “prepara” para la “guerra” o para “escapar” rápidamente (como sus antepasados), la adrenalina aumenta en el torrente sanguíneo.

El estrés producido por los ruidos estimula la liberación de cortisol y la adrenalina, fomentándose la liberación de triglicéridos y ácidos grasos libres, que con el tiempo pueden aumentar el colesterol LDL.

El aumento de la adrenalina en el torrente sanguíneo provoca que los vasos respondan contrayéndose y el corazón comience a latir más rápidamente, aumentando el pulso arterial y la presión sanguínea.

Asimismo, los músculos se contraen y las pupilas se dilatan con el fin de enfocar mejor al “ruidoso enemigo”, y dar las respuestas al nivel que ameritan las “amenazas” a su seguridad y supervivencia.

El aumento de la presión sanguínea, irregularidad en los latidos y en la circulación, pueden aumentar los niveles de colesterol y llevar a la hipertensión, lo que podría aumentar el riesgo de males cardíacos.

Es atinente regular y controlar de forma efectiva la contaminación sónica penalizando con energía a los infractores y obligándolos a eliminar las causas que producen los ruidos que perjudican la salud de todos.

Para combatir la contaminación sónica, la cultura de la “bulla”, en imponer el irrespeto a la tranquilidad de los demás, más allá de las leyes y sanciones, es preciso desarrollar programas de educación escolar.

Los medios de comunicación tradicionales, las plataformas digitales, las redes sociales, entre otros, deben ser aprovechados para educar a la población respecto a la contaminación acústica y sus consecuencias.

Poder permanente y temporal


Por ANULFO MATEO PÉREZ

El presidente Luis Abinader pasa por momentos críticos, no sólo porque su accionar se desarrolla en medio de una pandemia de Covid-19, sino que ha entregado parte del poder a sectores dentro y fuera de su partido que tienen sus propias agendas, mientras el pueblo se mantiene expectante en espera del “cambio”.

La demanda de justicia ante la corrupción del anterior y presente gobierno, con vasos comunicantes a sectores económicos, y la lentitud en su concreción propia del orden legal, viene creando desconcierto. 

Al gabinete de Abinader fueron integrados representantes del gran capital, los cuales velan por los intereses y privilegios de este ante el Estado, y que junto a otros grupos conforman los poderes fácticos.

Mientras la Presidencia de la República se “sortea” cada cuatro años, conforme a la Constitución de la República, las cuotas de poder y privilegios del gran capital son ratificadas, al ser poderes inconmovibles.

Estamos analizando cómo funciona el sistema político y los controles establecidos para evitar los cambios verdaderos de una estructura que se ha conformado con la bendición del imperio y sus socios.

La gran burg
uesía se apoya en los instrumentos represivos y de seguridad del Estado, constituyendo el poder permanente, en tanto la fuerza política que ocupa el Poder Ejecutivo integra el poder temporal.

La alianza público-privada, en detrimento de los intereses del pueblo, es la expresión de esa correlación entre el poder permanente y el temporal, controlando a los de abajo ayudados por la partidocracia.

Si en algo se avanza contra la corrupción y la impunidad, es por la conciencia creciente canalizada en su momento en la Marcha Verde y por la necesidad del poder permanente de colocar parches al sistema en crisis.