Raíces Radio

sábado, 28 de febrero de 2015

Las entretelas de la corrupción

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El castigo a los culpables de corrupción, en un país donde la “institucionalidad” de 31 años de dictadura unipersonal pasó al libertinaje de la clase gobernante, es casi imposible sin un cambio político que establezca un nuevo orden, resultado de una real y efectiva separación de los poderes del Estado.

Los que saquean a su antojo los recursos públicos, están conscientes de que son parte de un sistema político pervertido y que de ser enjuiciados irán a tribunales cuyos jueces medran en el lodazal del cohecho.

Están confiados de su descargo, porque se trata de una justicia hecha como traje a su medida; que lo demás se resuelve ganando la guerra mediática, lo que sería muy fácil al controlar cierta prensa corporativa.

Con recursos drenados del erario se han hecho dueños de medios impresos y electrónicos, que sumados a la otra les ayudan para apuntalar no sólo la absolución en los tribunales, sino en la opinión pública nacional.

Por su poder económico, estructurado en pocos años, han logrado también el monopolio de los partidos tradicionales del sistema y del Congreso Nacional, para que una sola fuerza política modele la opinión.

Aseguran que con ello controlarán la voluntad política de las mayorías, convirtiendo a los disidentes en un “polvillo individual e inorgánico”, logrando así la hegemonía entre el “consenso” y la fuerza.

Por esa dura y cruda realidad es que se torna imperioso un cambio político, donde otros actores guíen las nuevas instituciones, las cuales deben responder a la voluntad e intereses del pueblo dominicano.

Nos hallamos en la antesala de trascendentes cambios y debemos dar paso a una nueva alborada, conscientes de algunos riesgos, porque, como decía Antonio Gramsci, “en ese claroscuro surgen los monstruos”.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Los vientos del imperio


Por ANULFO MATEO PÉREZ

Los repetidos escándalos de desfalcos contra los recursos públicos, el lavado de activos y la narco-política lo que han venido es a confirmar lo que se apreciaba desde 1990 cuando la pequeña burguesía “radical” decidió bajar las banderas y transmutarse en la continuadora de la “obra de Balaguer”.

Porque la podredumbre que vemos ahora, se incubó con la instalación del balaguerismo en 1966, que sirvió a la contrarrevolución reforzando el tutelaje del imperio, tras su intervención militar el 28 de abril de 1965.

Por más declaraciones que hagan los halcones del Departamento de Estado de EEUU a favor de la democracia, contra el narcotráfico y el terrorismo internacional, son los responsables del desastre del país.

El Tío Sam derrocó al profesor Juan Bosch por ser un presidente liberal, que no se corrompió ni se prestó a perseguir, encarcelar, matar a los comunistas o servir de punta de lanza contra Cuba Revolucionaria.

Impidió su retorno al poder con la intervención militar en 1965 e instaló al “Cortesano de la Era de Trujillo”, que le sirvió de instrumento a su política de dominación y exterminio de revolucionarios.

Cuando se agotó el balaguerismo, facilitó la transición al peledeismo sin Juan Bosch, que le garantizara sus intereses geopolíticos, su dominación imperialista y el saqueo de nuestros recursos naturales.

Y eso lo advertí tras el fraude electoral de Balaguer en 1990, cuando la reunión coordinada entre la dirección del PCD y Bosch, para defender su triunfo, se frustró por la inasistencia de dos peledeistas.

Sólo concurrió José Francisco Hernández, que junto a Narciso, Silvano y yo nos quedamos esperando como “perico en la estaca” a Danilo y a Leonel, que nunca han dado explicación de tan reveladoras ausencias.