Raíces Radio

sábado, 27 de julio de 2019

Justificado escepticismo

Por ANULFO MATEO PEREZ

El pesimismo conduce irremisiblemente al fracaso, y un exceso de optimismo puede dirigirnos a un estado lamentable de irracionalidad, y también a malos resultados. Dudar es de sabio, cuando no se teme buscar la verdad de cuanto necesitemos para estar convencidos, y esta es siempre revolucionaria.

Cuando me refiero al escepticismo no corroboro “en que no hay ningún saber firme”, ni parto del concepto filosófico clásico representado por el griego Pirrón, quien decía que “no afirmaba nada, sólo opinaba”.

El “justificado escepticismo” al que aludo es al que siente la gente al escuchar las huecas promesas de los precandidatos presidenciales que tienen el propósito de terciar en las elecciones generales de 2020.

Hasta el momento, los partidos políticos con mayor incidencia en la vida nacional, tanto el oficialista como el opositor, evaden –como lo han hecho siempre– presentar ante el país programas de gobierno.

En un caso, propalan demagógicas promesas de llevar “sangre nueva” al Estado o proclamando su defensa a la Constitución; en otros, erigiéndose en paladines de la “democracia”, como panacea a nuestros males.

José Martí fustiga a quienes, en nombre de la política, mienten en momentos cruciales para la patria. Decía: “La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”. Y sintetizaba: “La política es la verdad”.

Muchos de los que participan en ella, la han convertido en un mercado persa, y a los partidos políticos en corporaciones; contrario a lo que creía Duarte, de que “la política no es una especulación”.

El patricio proclamó que la política es la ciencia más pura y más digna, después de la Filosofía… “de ocupar las inteligencias nobles”. Sin embargo, respecto a los politiqueros el escepticismo está justificado.