Raíces Radio

sábado, 28 de junio de 2014

¡Cuidado con el diversionismo!

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El diversionismo político e ideológico es una vieja táctica de los que gobiernan a favor de las clases dominantes, con el propósito de confundir, debilitar, neutralizar y aniquilar a sus adversarios. Para ello usan exquisitamente, entre otros recursos, los medios masivos de comunicación y la acción directa.

No sólo se libran batallas en el campo militar, también se dan en el escenario político e ideológico, donde la verdad es la primera víctima, cuando se carece de argumentos éticos en la lucha por el poder.

Por ello, el peledeismo gobernante intriga, miente y dice medias verdades; conjunto de provisiones y material bélico en el orden diversionista, que viene siendo usado contra sus opositores.

Ese bien camuflado arsenal es empleado por los que están en el poder, en combinación con otros recursos, para provocar discusiones estériles y atomización en las organizaciones que se proponen desplazarlos. 

Así como lo utilizan contra los partidos que se le oponen, como en el PRD, lo harán contra el frente opositor que se está gestando. Muchos “caballos de Troya” serán enviados a su seno, es decir, agentes encubiertos.

Se empeñan en golpear por fuera, incluyendo la compra de dirigentes a los opositores, y arremetiendo por dentro, a través de esquiroles disfrazados de revolucionarios, progresistas, peledeistas “arrepentidos” sembrados o infiltrados.

Esos espías pueden llevar años o décadas en su labor de zapa, filtrando todo lo que se trata al interior de las entidades opositoras y/o creando disputas para provocar fracturas internas dirigidas a destruirlas.

Otras veces, los esquiroles llegan hasta los altos dirigentes, mediante la adulonería, incondicionalidad aparente, defensa “rabiosa” de las ideas del líder, explotando así la vanidad o la ingenuidad política de estos.

domingo, 22 de junio de 2014

Transformar la sociedad


Por ANULFO MATEO PÉREZ

La genialidad de Carlos Marx expuesta en su tesis XI sobre Feuerbach (1845) establecía que los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos, pero lo importante en definitiva es transformarlo. En consecuencia, la teoría política revolucionaria debe contribuir a cambiar la sociedad.

No hay dudas de que los gobiernos de la burguesía antinacional, tras la defenestración de la dictadura de Trujillo, sólo han servido para enriquecer a una cáfila de vagabundos dedicados a repartirse el patrimonio público.

No debemos limitarnos a repetir esa verdad, sino dar los pasos necesarios para que los dominicanos se sacudan de la barbarie, se rebelen de la ignominia e inicien el camino de los cambios transformadores.     

Para ello es indispensable la unidad de propósitos y la toma del poder, que enfrentaría las abismales desigualdades sociales y económicas, el analfabetismo, desempleo, hambre e insalubridad, entre otras miserias.

Aunque para lograrlo haya que avanzar peldaño a peldaño, haciendo las alianzas pertinentes, creando un gran frente popular identificado con esos cambios verdaderos y con suficiente vocación de poder.

La participación de la izquierda y de otras organizaciones partidarias de esas inaplazables metas desde un nuevo gobierno, es indispensable para alcanzarlas, mantenerlas y profundizarlas.

Me refiero a la izquierda y sectores que resultaron victoriosos en la lucha en Los Haitises, contra la Isla Artificial, y persisten para que se declare a Loma Miranda Parque Nacional, la misma enfrentada a la corrupción.

La participación de lo más avanzado de la sociedad en el próximo proceso electoral no debe hacerle el juego a la partidocracia, sino para avanzar hacia un estadio que permita confrontarla.