Por ANULFO MATEO PÉREZ
(anulfomateo@gmail.com)
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Cuando se critica a la izquierda desde la derecha, se silencia que
la República Dominicana está bajo la dominación del imperio, como
expresión de su política exterior sustentada en la doctrina colonialista
de John Quincy Adams (1823), sintetizada en la frase “América para los
americanos”, atribuida al presidente estadounidense James Monroe.
Desde el triunfo de la Revolución Cubana (1 de enero, 1959), su
“patio trasero” se convirtió en prioridad, y la estación de la CIA en
Santo Domingo pasó a ser una de las más importantes de la región.
Nos han aplicado de forma sutil, pero con gran calado, sus programas
basados en la doctrina de Seguridad Nacional; derrocaron a Juan Bosch
(25 de septiembre, 1963) y acorralaron la resistencia.
En abril de 1965 perdieron el control de la situación, pero
intervinieron con 42 mil marines y sus agencias de contrainsurgencia.
Dos décadas después lograron “estabilizar” a su favor la situación
político-social.
La CIA adiestró a militares y policías en técnicas de
interrogatorios mediante torturas, infiltración, inteligencia,
secuestros y desapariciones de opositores, combate militar y guerra
psicológica.
Después de 1965, su agente Dan Mitrione fue asignado a esa estación,
convertido el país en un barril de pólvora; adiestró a sicarios en la
Policía y orientó la formación de la parapolicial “Banda Colorá”.
La izquierda ha cometido errores conceptuales, pero no menos cierto
es que la caída de la URSS, así como de otros países socialistas, bajó
la subjetividad de su militancia y diezmó sus fuerzas.
Los voceros de la derecha pretenden sepultar en el olvido que la CIA
infiltró y penetró las filas del movimiento revolucionario; plantaron
agentes y atizaron el fuego de su división para destruirlo.
22/junio/2013