Raíces Radio

sábado, 6 de mayo de 2017

Represión y fragilidad política

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El gobierno está entrampado en un mar de contradicciones insuperables, resultado lógico de su proceder al margen de la ética pública; monopoliza la hegemonía para el beneficio de pequeños grupos y cercena la pluralidad política, concentrándose sólo en consolidar sus estructuras económico-corporativas. 

Los que nos desgobiernan han transmutado todos los conceptos éticos y políticos a la imagen y semejanza de su “cultura lumpenil”, por lo que no diferencian la "fraternidad política" de la "hermandad mafiosa".

Han transformado los partidos políticos en maquinarias gansterizadas para defraudar los recursos públicos, mediante mecanismos de fraude, soborno, extorsión, nepotismo, clientelismo y manipulación descarada.

El momento político que atravesamos, es resultado de ese comportamiento dominante, cuyos ejes son el individualismo y utilitarismo: acciones individuales y colectivas orientadas a interés material y privado.

La condición de clase y la ignorancia supina de los que dirigen el Gobierno, no les permiten entender que llegó el momento en que las fuerzas sociales se han reorganizado y elevado sus niveles de conciencia. 

Es lo que ha ocurrido ahora con el movimiento Marcha Verde, expresión de la maduración de un proceso social y político que no se detendrá con torpes maniobras, chantajes, burdas represiones selectivas y masivas.

Se ha dinamizado una conjunción de pequeña burguesía, trabajadores asalariado urbanos, campesinos, sectores burgueses, entre otros, relegados a un segundo o tercer plano por los que dirigen el Estado. 

El Movimiento social en marcha se propone poner fin a la corrupción y la impunidad, refundar instituciones y poderes públicos, que un Gobierno frágil como el actual no podrá frenar con amenazas y brutales métodos represivos.

domingo, 30 de abril de 2017

Conspiración ominosa

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Estamos viviendo una experiencia alucinante, como si habitáramos un país bizarro, donde el sentido de las cosas es totalmente invertido a los referentes que hemos fijado en nuestras memorias individuales y colectivas, convirtiendo a los corruptos en héroes y a la gente decente en sujetos de la peor calaña.  

Ahora resulta que el movimiento Marcha Verde conspira contra la estabilidad del gobierno porque demanda pacíficamente que se esclarezca todo lo relacionado con los sobornos y sobrevaluaciones de Odebrecht.

Y esa acusación del oficialismo se da a conocer cuando el movimiento cívico, contra la corrupción y la impunidad, recibe el mayor respaldo, como se evidenció en la marcha de San Francisco de Macorís. 

Quienes conspiran son los que han suplantado las instituciones y han hecho de ellas un traje a la medida para delinquir; un traje de amianto para protegerse del fuego en sus andanzas de corrupción y bellaquerías.

Los desestabilizadores son los que han edificado grandes fortunas con el erario, prevaricando; comprando voluntades; manipulando y manejando el Estado como si tratara de una finca de su exclusiva propiedad.

Conspiran los que han hecho polvo el Estado de derecho en la República Dominicana; los que escuchan las conversaciones privadas “pinchando” teléfonos y husmeando en los correos y archivos de computadoras.

Todas esas mentiras esgrimidas por el gobierno procuran intimidar a todo un pueblo que viene canalizando pacíficamente sus demandan, entre ellas, que se le ponga fin a la impunidad y al gansterismo oficial.

Los corruptos amenazan porque están atemorizados; atrapados en las redes que ellos mismos han tejido; desconcertados por las abrumadoras pruebas que les incriminan en la turbidez de sus acciones deleznables.