Raíces Radio

sábado, 1 de abril de 2017

El camino del fracaso

Por ANULFO MATEO PÉREZ

En otras ocasiones he analizado las causas del crecimiento de la delincuencia común, la violencia intrafamiliar, la corrupción de Estado, la inseguridad ciudadana, entre otros males, concluyendo que se trata de un reflejo de la crisis económica, social y política de este sistema opresivo.

Todo esto es cierto, como lo es también la torpeza gubernamental para enfrentar los más graves problemas que agobian al pueblo, que ha decidido empoderarse y “tomar el toro por los cuernos”.

Los que ejercen el poder se han metido en “camisa de once varas”, al propiciar la corrupción rampante que padecemos, y que al ser descubiertos reaccionan como el avestruz cuando advierte algún peligro.

El gobierno tendrá que aclarar todo lo relacionado con los sobornos y sobrevaluaciones de obras del Estado de parte de la brasileña Odebrecht, si no desea la profundización de la crisis en que se encuentra.

Dilatar o evadir el enjuiciamiento a los corruptos, es potenciar la lucha social y confrontación política, que ahora se canaliza progresivamente a través del movimiento de la Marcha Verde.

Será catastrófico para el gobierno si continúa enfrentando a la sociedad; si reprime las protestas y el libre tránsito de la gente, que exige con firmeza el fin de la corrupción y la impunidad.                                                                          

Amenazar a maestros para frenar los paros; conminar a empleados públicos para que asistan a un acto del Presidente; tirar a siete mil militares y policías élites a las calles expresan el desconcierto oficial.

Y frente a tanta torpeza e indolencia del gobierno, los dominicanos van percibiendo las causas de sus males, elevando sus niveles de conciencia, organizándose y radicalizando sus justas demandas.

domingo, 26 de marzo de 2017

Corrupción y crisis política

Por ANULFO MATEO PÉREZ

La metástasis de la corrupción en las instituciones que sustentan el sistema político y a sus representantes, es una de las palancas principales de aceleración de las crisis política, social y económica de la República Dominicana, resultado de la perversión de quienes nos han sometido desde hace décadas.

Ante los ojos de la sociedad, el deterioro institucional, la crisis de dominación y el caos se deben a la cultura de ilegalidad, la corrupción, indolencia y pérdida colectiva de la “moral” de la “clase política”.

La corrupción de Estado y la suciedad del sistema económico y político se extienden como mancha de aceite, desde la base hasta la cima del poder de esta seudo democracia, devenida en dictadura institucional.

El saqueo de los recursos públicos para enriquecer a una cúpula económica y política, sirve además para invertirlo en compra de voluntades, envilecimiento de amplios sectores y manipulación mediática.

Todo ello lo convierte en un poder ilegítimo y usurpado, que el pueblo dominicano debe revocar con la soberanía que le otorga su condición de tal, para refundar sus instituciones y sistema político.

La Marcha Verde contra la corrupción e impunidad del pasado 22 de enero y la que se efectúa hoy en Santiago, es una respuesta de rechazo contundente, plebiscitario, a la mafia política y económica oficialista.

Es una demostración de que el pueblo ha elevado su nivel de conciencia y está empleando sus fuerzas para desplazar a los corruptos y corruptores que detentan de forma abusiva e ilegal un poder opresivo.


La crisis de gobernabilidad ya es evidente, como la desobediencia civil en ciernes, que podría tomar el camino de una mayor confrontación, si el gobierno sigue sordo al reclamo para poner fin a la impunidad.