Uno de los cálculos
de mayor torpeza cometido por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fue
diseñar su accionar desde el gobierno dando por seguro que se eternizarían en
el poder.
No era
propaganda electoral, en realidad los peledeístas daban por hecho que estarían
gobernando el país “hasta el 2044 y después hablamos”, como lo anunciara Leonel
Fernández y lo creyera Danilo Medina.
Pensar en
esa posibilidad los dejó sin un plan para entregar el poder a sus adversarios,
cometiendo todo tipo de transgresiones a la Constitución y a las leyes, confiando
en la impunidad que ofrece el poder absoluto.
Ahora, es
posible que continúen cometiendo errores, resultado del desconcierto y el
pánico que acarrean las imputaciones de la Procuraduría General de la República
(PGR) a sus más allegados, algunos en prisión preventiva.
Vistos los
expedientes presentados por el Ministerio Público en los casos Pulpo, Caracol y
Coral, y las delaciones de sus cómplices en una variedad de delitos, a los
imputados y a los que le siguen en ese orden, les resultará difícil evadir la
justicia.
Ante esas
circunstancias, la cabeza del Pulpo está en riesgo, como las de sus excompañeros
de partido y ahora adversarios, por lo que la desesperación podría llevarlos a
ciertas aventuras ominosas.
Aprovechar demostraciones populares para infiltrarlas y crear caos, o poner en práctica anémicos planes desestabilizadores cuando están acorralados, desencadenarían una situación de imprevisibles consecuencias.