Raíces Radio

domingo, 28 de noviembre de 2021

Psiquiatría forense hoy

 


Por ANULFO MATEO PEREZ

I

Muchos pacientes mentales guardan prisión en las cárceles dominicanas, imputados o condenados por delitos presuntamente cometidos por ellos o realizados en momento en que pasaban por un período crítico de su salud psíquica, lo que muchas veces es ignorado en los tribunales donde son juzgados.

Hace ya muchos años, recibí un paciente mental conducido desde el reclusorio, quien llevaba varios meses en prisión preventiva imputado de haber quemado unos ranchos donde maduraban hojas de tabaco.

Resulta que el paciente era inocente y el autor del hecho delictivo era otro hombre, que había desinformado a las autoridades para desviar las investigaciones hacia el inocente que injustamente guardaba prisión.

Envié un informe al tribunal de las condiciones en que se encontraba el paciente, que padecía un trastorno psicótico y un bajísimo coeficiente de inteligencia; se atrapó al culpable y se hizo justicia.

En otra oportunidad, evalué un recluso acusado de homicidio quien había ultimado un niño de ocho años de una comunidad rural, a quien en un acto horripilante, luego de ultimado le aplastó el cráneo con una roca.

Se trataba de un joven, de 24 años, portador de una Esquizofrenia Paranoide y que en sus delirios fue sorprendido por las enfermeras ingiriendo sus propias heces fecales y las de los demás pacientes hospitalizados.

Al tribunal le fue remitido un informe completo del peritaje mental por lo que fue liberado y referido al centro de salud para recibir tratamiento psiquiátrico, presentándose a las citas médicas de forma periódica.

Más adelante les contaré de otro caso muy importante, una verdadera tragedia, para el paciente, sus familiares y todos sus relacionados, luego de entrar en una grave fase de manía por un Trastorno Bipolar.

II

Como les decía en la entrega anterior, un paciente con trastorno bipolar fue ingresado en el hospital durante una crisis maníaca, quien amenazó con darme cinco balazos si ordenaba inyectarle, pero cuya arma estaba ya en posesión de familiares. Ordené restringirlo a su cama, pero alguien lo liberó.

El enfermo, ya de regreso a su residencia, mató a uno de sus vástagos, que lo tomó como rehén, para evitar que lo reingresaran en el centro de salud, una tragedia muy lamentable para todos nosotros.

Luego, tuve que ir al tribunal en mi condición de perito y psiquiatra asistente a explicar lo que había sucedido y causa de la violencia ejercida por él. Estuvo imputado de homicidio y obtuvo su libertad dos años después.

En otros casos en que me ha tocado evaluar a imputados de violación sexual, robo agravado, violencia de género… muchos de ellos han tratado de salir descargados de sus delitos fingiendo estar muy enfermos.

No olvido la experiencia con un privado de libertad, que en los años 70s estuvo ingresado en el Hospital Dr. Francisco E. Moscoso Puello y se quejaba de cólicos nefríticos y en la analítica presentaba “hematuria”.

El caso no tenía explicación médica y me encargaron de darle seguimiento; le expliqué al “paciente”, que no era posible una hematuria sin que expulsara piedras (cálculos) en la orina; y cayó en la trampa.

Al otro día me mandó a buscar con la enfermera para que viera las “piedras” que había expulsado con la orina. En efecto, las observé en el recipiente; recogidas del piso por él y colocadas allí por ignorancia supina.

La interrogante tuvo su respuesta cuando revisé la cavidad bucal, donde hallé traumatizada la mucosa por mordeduras para extraer la sangre que escupía en la muestra de orina que sería analizada.

III

Por los ejemplos expuestos en las dos primeras entregas, urge que el Sistema de Justicia pueda acceder a la unidad de Psiquiatría Forense, dotada de nociones médico-legales y psiquiátricas, donde la Psiquiatría clínica se transforma en un lenguaje aplicable a un fin común, colaborar en las diferentes áreas jurídicas.

El aporte puede ser en el penal, civil, familiar y laboral, respondiendo a los cuestionamientos de las autoridades judiciales, por lo que el psiquiatra forense es denominado "perito" y emite siempre un informe escrito.

En el documento se establece la capacidad mental de la persona evaluada, lo que la autoridad competente podría considerar como un elemento en el proceso, para orientar su conducta jurídica.

En el estado actual de los conocimientos científicos que corresponden a esta sub-especialidad de la Psiquiatría, lo más sensato es aceptar el llamado enfoque multidimensional, para asumir ciertos casos.

En esa evaluación Forense se tienen en cuenta factores orgánicos (biológicos), psicológicos y sociales, donde el perito al emitir su evaluación podría intervenir de forma presencial y activa en el debate.

La Psiquiatría Forense ayuda al Sistema de Justicia, para que el imputado de algún delito, y en donde haya dudas, sea considerado inimputable o imputable, según el caso, para así actuar acorde con la justicia.

En la intervención objetiva al imputado o presunto interdicto, se usará nociones médico-legales, entrevista psiquiátrica, examen mental, pruebas psicológicas, biológicas, imágenes, electroencefalografía…

En pocas palabras, la Psiquiatría Forense puede contribuir al Derecho en la investigación y esclarecimiento del caso en cuestión, ayudando al juez o jueza a formarse su criterio antes de tomar una decisión.

IV

Un verdadero reto constituyó para los especialistas del Hospital Psiquiátrico de La Habana, el caso de un hombre Ingresado en el área forense “Carbó Serviá”, el cual era evaluado por ultimar a su cónyuge, desmembrar su cuerpo y depositar sus restos en contenedores de basura por toda la ciudad.

Durante mi rotación por “Carbó Serviá”, observé que el peritado, con un coeficiente de inteligencia normal superior, tenía antecedentes familiares esquizofrénicos, sociopáticos y hallazgos clínicos imprecisos.

Si difíciles son algunos casos forenses para los especialistas, cuanto más difícil no sería para quienes tienen que juzgar en el tribunal al imputado de un crimen, donde se ponga en duda su salud mental.

Lo mismo sería en juicios civiles, penales, de nulidad matrimonial, cuando se ponga en duda la capacidad mental de una persona para manejar sus bienes o cuando firma un contrato en esas condiciones.

Debo aclarar, que los dictámenes de los peritos no son de forzosa aceptación por los jueces, quienes pueden aceptarlos o rechazarlos pero no modificarlos, sino vistos como un apoyo para el tribunal.

Juristas y psiquiatras forenses hablan distintos lenguajes, pero deben ponerse de acuerdo para llegar a un fin común; a la colaboración que estos últimos pueden prestar al Derecho en los casos en que sea necesario.

Esta subespecialidad, como parte de la Psiquiatría Clínica, auxilia para la buena administración de justicia, permitiendo garantizar la legitimidad de los procesos judiciales, mediante el análisis de las evidencias.

Inspirados en la Ley sobre Salud Mental No. 12-06, Artículo 6, el Consejo del Poder Judicial y otras instancias, deben aportar en la formación de psiquiatras forenses, los cuales deben reunir méritos académicos y éticos.