Raíces Radio

sábado, 31 de enero de 2015

Un secreto a voces


Por ANULFO MATEO PÉREZ

Las más recientes revelaciones de la ministra de Salud Pública sobre la situación de esa cartera, es sólo una muestra del caos en que se desenvuelve la misma desde hace décadas. Los datos aportados constituyen sólo la punta del iceberg del dispendio, desorden, ineficiencia institucional y la politiquería.

La doctora Altagracia Guzmán Marcelino da a conocer que de 73 mil empleados, 1, 373 de distintos niveles no justifican sus salarios. Si se limitara a esta última cifra, fuera un mal menor ante el desastre.

Como el “Infierno de Dante”, los centros estatales de salud son el vestíbulo del infierno; están carcomidos por la pereza, el fraude y la violencia. Son un reflejo fiel del sistema político que padecemos.

La deshumanización progresiva es más que espeluznante, ante la indiferencia de quienes deben velar para que la prevención, acciones curativas y de rehabilitación se ofrezcan con calidad y calidez.

Los planes anunciados por Guzmán Marcelino son alentadores, pero sabemos que mientras el sistema de salud y el modelo político imperante prevalezcan, sus intenciones no pasarán de ser sólo una aspiración.

Porque se trata de un sistema que privatiza cada vez más sus servicios y que el personal de salud y de apoyo mal remunerado no funciona a nivel de los requerimientos que demanda la población a nivel nacional.

Uno de los grandes escollos que tiene el Ministerio, es que una apreciable parte de la dirección médico-administrativa es fruto de las “recomendaciones” (permítanme el eufemismo) de politiqueros corruptos. 

Y para colmo, la medicina privada a través de sus “caballos de Troya” —para engrosar su “banco de pesca”, torpedea la eficiencia de los centros de salud del Estado. La Iglesia en manos de Lutero. Un secreto a voces.