Raíces Radio

sábado, 7 de septiembre de 2013

EU, Trujillo y armas químicas

Por ANULFO MATEO PÉREZ
  
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Pretextando el uso de armas químicas en el conflicto bélico de Siria, y sin que se hayan reunido las evidencias de quién ha empleado esos medios, los halcones de Washington insisten en culpar al gobierno de Bashar al-Assad y “castigar” con su poderío militar avasallante a ese país, en violación al derecho internacional y a resoluciones de la ONU.

El mundo está en peligro. El presidente Vladimir Putin fue enfático al asegurar el pasado viernes que Rusia defenderá a Siria de un ataque exterior: "¿Vamos a ayudar a Siria? Sí". Y agregó: "Ya estamos ayudando. Suministramos armas…".

El imperio no tiene moral para criticar el condenable uso de armas químicas y biológicas, porque EEUU es quien más las usa en sus guerras de agresión, dejando cientos de miles de víctimas.

El Ejército de EEUU, por ejemplo, usó el NAPALM, Agente Naranja y fósforo blanco en Vietnam; el primero y el último en Irak. Y usó la bomba atómica contra Japón.

Estados Unidos suministró NAPALM y fósforo blanco al Ejército Dominicano, durante la dictadura de Trujillo (1930-1961), para que este los usara contra los expedicionarios del 14 de junio en 1959. 

En 1967, en el gobierno de Joaquín Balaguer, junto a su chofer Manuel Matos Ferreras, Pablo Rafael Casimiro Castro, siendo senador del PRD por Pedernales, fue objeto de un atentado con fósforo blanco. 

Casimiro se desplazaba en un jeep por la calle Padre Billini, en Ciudad Nueva de esta capital, y le fue lanzada una bomba por un agente del gobierno; escapó con vida, pero le quemó manos y brazos, y su rostro quedó desfigurado. 

Más tarde, en 1986, Balaguer lo nombró subsecretario de Interior y Policía. Fue sometido a cirugía reconstructiva en Cuba, mejorando su aspecto. Se llevó a la tumba el estigma de esas quemaduras.

6/septiembre/ 2013.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Retroceso político


Por ANULFO MATEO PÉREZ

La insipidez, vacuidad y superficialidad caracterizan hoy el debate político nacional. Es penoso que más de medio siglo después del derrocamiento de la dictadura trujillista (1930-1961), que suprimió todas las libertades -incluyendo el acceso a cualquier fuente de enriquecimiento intelectual-, se haya deteriorado tanto el nivel de análisis y elaboración teórica.

Recuerdo como en la década de 1960 causaba revuelo, desde distintos ámbitos ideológicos, la interpretación de los fenómenos sociales, políticos, económicos y filosóficos.

Desde el marxismo partían las críticas al capitalismo y a la sociedad burguesa, y cómo los teóricos del estatus quo exponían sus ideas para contrarrestar el avance revolucionario de la época.

Edificantes discusiones se escuchaban luego que Herbert Marcuse, expresara sus puntos de vista sobre la “rebelión moral, política, intelectual y sexual de la juventud” en la sociedad industrial moderna.

Afirmaba Marcuse que “…la sociedad capitalista se funda (…) en su capacidad de absorber el potencial revolucionario (…), y de sofocar la necesidad de un cambio cualitativo del sistema existente”, y eso desató una proverbial controversia.

Ahora se aprecia una “arrabalización” comunicacional y en los partidos políticos, a tal punto que se le "endosan" frases y conceptualizaciones a quienes sólo citaban a sus verdaderos autores.

Aún se insiste en atribuir a Juan Bosch el juicio de que “…en política hay cosas que se ven… y cosas que no se ven", cuando lo que hizo fue citar al prócer cubano José Martí.

Un “analista” atribuía a Vladimir Ilich Uliánov (Lenin), la conocida frase "La religión es el opio de los pueblos", de Carl Marx en la “Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel” (1843). ¿Y entonces?

1 septiembre, 2013.