Raíces Radio

sábado, 23 de mayo de 2015

Salario y fuerza de trabajo


Por ANULFO MATEO PÉEREZ

Lo ocurrido el pasado miércoles, tras largos meses de negociación entre las patronales y el movimiento sindical para un incremento en el salario de los trabajadores, era de esperarse, dado el maridaje del Gobierno con los dueños del capital a través del Ministerio de Trabajo y el Comité Nacional de Salarios (CNS).

La decisión del CNS en fijar un 14 por ciento de aumento aplicado al salario mínimo lastima los derechos y la vida misma de los trabajadores y sus familias, porque no cubre ni siquiera sus necesidades básicas.

Los que producen las riquezas han recibido un pírrico “incremento” de su salario, no sólo porque no compensa los reales niveles inflacionarios, sino también por el progresivo deterioro de los servicios públicos.

Es obvio que el poder de compra de los obreros y demás asalariados seguirá reducido, a tales niveles que motorizará la lucha de los trabajadores, que están llegando a los límites de su sobrevivencia. 

Los patronos, sobre todo en este país donde es tan dramática la expresión del capitalismo salvaje, no entienden que la fuerza de trabajo en acción, el trabajo mismo, es la propia actividad vital del obrero.

Como le llamaba Carl Marx, “la manifestación misma de su vida”. Y esta actividad vital la vende a otro para asegurarse los medios de vida necesarios, no para morir junto a su familia en el intento.

La brecha salarial entre los que menos ganan y los que reciben un poco más se ha ido recudiendo en sentido negativo, en un proceso de proletarización de la clase media, con reducción de sus niveles de vida.

Y mientras el Estado se presta a esta jugada contra los trabajadores, incluyendo a la mayoría de los servidores públicos, aplica sueldos de lujo para su burocracia del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

domingo, 17 de mayo de 2015

Triunfalismo e ingenuidad

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Aprecio mucho alboroto en el discurso de políticos ingenuos, que sobrevalorando la “crisis de fe” por la que atraviesan los peledeistas y su partido, dan como un hecho incontrovertible el triunfo electoral de la oposición en 2016, sin meditar en los controles que tiene la dictadura institucional que padecemos.

Es cierto que ya se advierte un progresivo desgaste del Gobierno y su presidente Danilo Medina, así como un agravamiento de las condiciones de vida de la gente, lo que favorece políticamente a la oposición.

Pero no menos cierto es que esos opositores dispuestos a desplazar al peledeismo gobernante actúan con un gran voluntarismo, recordándonos a Duns Scoto, Arthur Schopenhauer y Ferdinand Tönnies.

Para armar un frente político opositor que gane el respaldo de las grandes mayorías, incluidos los que siempre se abstienen de votar, es indispensable un programa que reivindique sus aspiraciones más sentidas.

Los dominicanos desean rescatar su soberanía, protección y disfrute de sus recursos naturales, seguridad ciudadana, trabajo, salud, educación y techo seguro; terminar con la corrupción e impunidad de Estado.

Los de abajo, los olvidados, anhelan equidad social, política, económica y de género; salarios que aseguren su alimentación y desarrollo familiar, democracia verdadera, libertad de asociación, opinión y acción.

El descreimiento colectivo no es sólo de quienes desgobiernan ahora, sino de los politiqueros y partidocracia que se alternan en el poder para mantener el estatus quo e impedir que el país salga adelante.

De manera que el frente político opositor debe enviar con claridad un mensaje coherente de cambios profundos de la sociedad, sin demagogia ni oportunismos políticos, si desea obtener el respaldo de las mayorías.