Por ANULFO
MATEO PÉREZ
I
La
designación de James 'Wally' Brewster como embajador de Estados Unidos en la República Dominicana,
considerado “activista gay” en su país, ha desatado una renovada discusión sobre el tema
de la homosexualidad, de gran e inusitado interés científico desde el siglo XIX y de
enfoques diversos en cuanto a su definición, clasificación, causalidad y
dinámica psicosocial.
El
término homosexualidad se refiere tanto a la orientación como a la conducta del
individuo que elige como “objeto sexual” a una persona de su mismo sexo, según
los criterios de R. Salamanca.
La
conducta homosexual, considerada por algunos como variante alternativa de la
sexualidad, se observa en la mayoría de las sociedades contemporáneas y en
otras existe sepultada en la intimidad.
La
orientación y práctica homosexualidad se manifieta en distintas clases
sociales, se considera tan vieja como la humanidad y su existencia ha sido
detectada en escritos y artes gráficas de la antigüedad.
Las
discusiones relativas al tema han estado vinculadas a concepciones morales,
religiosas, y por sus implicaciones con los sistemas de valores culturales, se
hace más que difícil la objetividad y desapasionamiento científico.
Por
tales causas, en principio la homosexualidad fue incluida bajo el epígrafe de
“Trastornos de la personalidad y otras alteraciones mentales no psiquiátricas”,
por la American Psychiatric
Asociation.
En
el pasado las apreciaciones fueron más severas. En un momento la homosexualidad
fue incluida en los “Trastornos sociopáticos de la personalidad” y como
“personalidades psicopáticas” con sexualidad patológica.
En
abril de 1974, la misma American Psychiatric Asociation determinó que la
homosexualidad no se incluyese ya durante más tiempo entre las enfermedades
mentales.
II
Dentro
del grupo homosexual existen tantas diferencias como entre los heterosexuales,
con una gran diversidad de tipologías, tanto de personalidad, como en el tipo
de los contactos. En el estudio de la homosexualidad, algunos autores la han
clasificado en Episódica, Exclusiva y Preferencial.
1.
Episódica, cuando aparece en situaciones que favorecen esta conducta; en la
adolescencia —época de la búsqueda de identidad—, en prisioneros, monjes y soldados acuartelados, entre otros.
2.
Exclusiva, cuando en la edad adulta hay ausencia total de contacto erótico con
el sexo opuesto.
3.
Preferencial, se presenta en sujetos con práctica hetero y homosexual, con
preferencia de esta última.
La
exclusiva puede ser egosintónica, cuando es aceptada plenamente por el sujeto;
egodistónica, cuando esta provoca sufrimiento psíquico y social y lucha por
separarse de la misma por considerarla anormal o “indeseable”.
En
este último caso, es notable sentimiento de culpa, vergüenza, ansiedad,
depresión, e ideación suicida, gestos e intentos suicidas repetitivos. Son los
que buscan ayuda psicológica.
Entre
las causas probables de esta práctica sexual “alternativa”, se ha planteado la genética
(heredo-familiar) y como estigma de alguna enfermedad degenerativa del sistema
nervioso central.
Otra
hipótesis es la concepción griega de la bisexualidad orgánica, partiendo de las
aparentes características hermafroditas del incipiente embrión humano.
Las
apreciaciones psicoanalíticas han combinado este concepto de bisexualidad con
la teoría del desarrollo apoyada en factores psicosociales. Sigmund Freud sostuvo
que existe una bisexualidad psíquica normal en todos los seres humanos,
partiendo de la premisa biológica establecida por los griegos.
En
1962, Irving Bieber rechazó la teoría freudiana de la bisexualidad psíquica
normal y argumentó que la heterosexualidad es la norma biológica de los
mamíferos, incluida la especie humana y precisó que la homosexualidad sería
secundaria a “miedos a la función heterosexual, generados a partir de
experiencias vitales desfavorables.
La
contradicción entre ambos investigadores es más que interesante. Mientras Freud
defiende la “homosexualidad latente” en los heterosexuales, Bieber postula que
todos los homosexuales son “heterosexuales latentes”.
El
desarrollo de la endocrinología y la genética modernas han permitido
exploraciones en el sentido de las causas de la homosexualidad en esos
renglones, orientada a esa condición en el sexo masculino.
En
1952, Kallman estudió 85 homosexuales gemelos y en los 40 pares monocigóticos
alcanzaba un 100% en los índices de homosexualidad. Esos hallazgos no han sido
ratificados por ningún otro investigador.
Hasta
hace unas décadas, los estudios hormonales no habían reportado diferencias significativas
entre los homosexuales y los controles heterosexuales seleccionados para esos
fines.
Posteriormente,
Loraine y colaboradores comunicaron el hallazgo de niveles anormalmente bajos
de testosterona urinaria en homosexuales exclusivos, contraste con las cifras
normales de los controles.
La
teoría más prevalente, según Bieber y colaboradores, sería la constelación
parental compuesta por un padre hostil y distante y una madre seductora que
domina y minimiza a su marido.
Freud
había defendido en 1905 en “Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad”, que
los hombres con padres débiles o ausentes y madres frustradas “eran más
propensos a convertirse en homosexuales”.
IV
En
la práctica sexual en individuos del mismo sexo, el aspecto psicosocial es
enfatizado más en países desarrollados, donde existe la llamada “comunidad
homosexual”. Hooker señala que los “bares gay” funcionan como “instituciones
sociales”, en que el sujeto tiene la oportunidad de intercambiar experiencias,
convirtiéndolas en un punto de fiesta y de reunión que sirven de iniciación de
un “modo activo”.
Indica
Hooker que en el ambiente gay estos lugares son conocido como “coming out”,
donde los encuentros se hacen rutinarios. Entre estos se forman parejas
estables e inestables, dentro o fuera del matrimonio, como es el caso de
algunos países.
Cuando
la relación homosexual es inestable tienen tendencia a la promiscuidad, y al
igual que los heterosexuales, pueden sufrir o no disfunciones sexuales y
problemas psicológicos.
En
nuestros países, de condicionamientos machistas, es más frecuente la marcada
diferencia entre los homosexuales "afeminados" y los homosexuales “varoniles”
(que toman el rol masculino durante el coito).
En
cuanto a la homosexualidad femenina, tanto sus causas como su incidencia son
más “oscuras” que la masculina y acuden con menos al psicoterapeuta.
De
acuerdo a la teoría freudiana, algunas lesbianas han tenido padres poco
asertivos y madres hostiles y dominantes. Otras han tenido durante la niñez y
adolescencia intensas relaciones seductoras con sus padres, frente a madres
narcisistas.
En
cuanto a si la homosexualidad es normal o anormal, Freud expuso en la “Carta a
una madre americana”: “No cabe la duda de que la homosexualidad no supone una
ventaja, pero tampoco una vergüenza, ni un vicio, ni una degradación, ni puede
ser clasificada como enfermedad…”.
En
el
tema hay mucha tela por donde cortar, y hay de todo como en botica.
De manera que el debate no es nuevo y creo que no terminará durante lo
que resta de este siglo.