Raíces Radio

domingo, 23 de marzo de 2014

El ocaso de Nerón

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Nerón se convirtió en el quinto y último emperador romano de la dinastía julioclaudiana. Aunque la historia recoge pasajes considerados inexactos y negativamente exagerados, no hay ninguna duda que fue un ser abominable. Según los historiadores antiguos, se estableció como uno de los emperadores más sanguinarios y depravados.

Aparte de tener relaciones íntimas con su madre, la odiaba hasta la muerte. Intentó asesinarla en más de una ocasión, pero no podía matarla abiertamente por miedo a la opinión pública. Entonces trató de eliminarla con discreción, mediante el envenenamiento, pero antes ella había inmunizado su cuerpo con antídotos.

En otra ocasión, trató de matarla derrumbando el techo sobre su cama donde dormía. Ella sospechó y se cambió a otro dormitorio. Al fracasar ese plan, la invitó entonces a su villa de Otón, la trató con mucho cariño, la besaba constantemente y propuso varios brindis en su honor. Luego la invitó a regresar a su casa en una galera preparada para ella, la cual se partiría por mitad para que se ahogara.

Nerón tuvo muchos amantes de ambos sexos. Llegó a casarse con un adolescente llamado Esporo, a quien hizo castrar y a quien vestía y trataba como mujer. También se casó con un joven llamado Dorífero, con quien se relacionaba como si fuera su marido. Estos eran matrimonios rituales, ya que a pesar de la descomposición del imperio, el matrimonio entre personas del mismo sexo nunca fue legalmente aceptado.

Era amante de los proyectos faraónicos. Había en Roma varios edificios muy “antiguos y feos”, pero demasiado sagrados como para demolerlos y reemplazarlos por edificios nuevos. Decidió en el año 66 quemar la ciudad y reconstruirla a su manera. Mientras las llamas devoraban Roma, él tocaba la lira. Usó el incendio como excusa para exprimir aún más a todo el mundo con impuestos abusivos.

Nerón fue el creador del circo y de la práctica de regalar trigo o a bajo precio al pueblo para adormecerle la conciencia y apartarlo de la realidad. Buscaba de la memoria de todos, su deleznable ejercicio del poder. Ideó ofrecer “pan y circo” a los más necesitados, distrayéndolo así de los graves problemas internos que tenía el desfalleciente imperio.

En el año 65, un senador llamado Cayo Pisón decidió derrocarlo y ajusticiarlo. Muchos nobles le acompañaron, entre ellos Lucio Séneca, filósofo, orador, y maestro de Nerón durante su juventud. Al ser descubiertos, el emperador ejecutó a todos. Obligó al viejo filósofo a meterse en una bañera y a que solicitase que un médico le cortara las venas con un bisturí. La esposa de éste también hizo lo mismo, pero Nerón le socorrió para que no muriera, mientras que Séneca se desangraba hasta la muerte.

En el año68 estalló otra revuelta en su contra, liderada por Galba, el gobernador de España. A la revuelta se plegaron las legiones de otras provincias, la Guardia Imperial y el Senado, que le declaró enemigo público y condenó a muerte, mientras era perseguido por toda Roma. Al verse asediado y sin posibilidades de resistir la embestida, huyó a su casa de campo de las afueras, acompañado por su esclavo Epafrodito, y ya sin esperanzas, hizo que éste lo atravesara con una espada. Sus últimas palabras fueron: “¡Qué gran artista muere conmigo!”.