Raíces Radio

sábado, 17 de marzo de 2018

Enfermedades en adultos mayores

Por ANULFO MATEO PÉREZ

La esperanza de vida es la edad hasta la que sobrevive el individuo de una cohorte de población, teniendo en cuenta que casi todos los países desarrollados tienen esperanzas de vida al nacer superiores a 65 años y más de la mitad de todas las muertes se producen a los 65 años o después de estos años.

Las causas de muerte en este estrato de edad dominan el total de todas las del país, lo que significa que es imprescindible estudiar las causas de muerte y discapacidad de cada etapa de la vida por separado.

Esto nos permite orientar los esfuerzos de prevención en etapas anteriores del ciclo vital, por lo que no es sorpresa que las tasas brutas de mortalidad de los países muestren determinadas causalidades coincidentes.

En los adultos mayores, las causas de muerte más frecuentes son las cardio-vasculares, cerebro-vasculares, neoplasias malignas, obstructivas del pulmón y las neumonías en casi todas las regiones del mundo.

El comportamiento de las clasificaciones mencionadas se puede apreciar en los países desarrollados, así como en los que todavía se encuentran en las primeras etapas de su evolución económica.

La mortalidad se acelera a medida que transcurren los decenios de la vida: A partir de los 25 a 34 años de edad, las tasas de mortalidad por todas las causas se duplican con cada decenio sucesivo a esta etapa.

Esta circunstancia es igual en hombres como en mujeres, en casi todos los países, sin embargo debo precisar que en cada decenio las tasas de mortalidad de los hombres son siempre superiores a las de las mujeres.

La aceleración de las tasas de mortalidad en los ancianos, revela su vulnerabilidad y la necesidad de la prevención para retrasar la oleada de enfermedad y muerte hasta etapas posteriores en el ciclo vital.

domingo, 11 de marzo de 2018

Apuntes sobre la tercera edad

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Con razón Platón decía en “La República”, su más influyente obra, que “…la vejez es un estado de reposo y libertad de los sentidos. Tan pronto como las pasiones se relajan y dejan de hacer sentir su aguijón, lo dicho por Sófocles se comprueba plenamente: queda el hombre libre de múltiples y furiosos tiranos”.

Y a renglón seguido, el genio agregaba con certeza: “Con respecto a las quejas de los viejos y a sus pesares domésticos, no es en la vejez, sino en el carácter de los hombres donde debemos buscar la causa”.

La tercera edad es una etapa de la vida influenciada por la opinión social, la cultura donde se desenvuelve el anciano, expuesto al sentimiento de soledad, segregación y, en este país, carente de apoyo estatal.

En nuestro medio persiste el prejuicio contra las personas de la tercera edad, magnificando sus limitaciones para la vida sexual y de pareja, así como de la propia funcionalidad e integración social.

Cicerón señalaba: “… los viejos conservan su intelecto si mantienen activa su mente y la emplean a toda capacidad”. Para lograrlo necesitan espacios amigables y tolerantes a sus lógicas limitaciones.

Atendiendo a esas recomendaciones, la clave para un buen envejecimiento son: mantener activo el cuerpo y el cerebro, así como ampliar las relaciones sociales para desarrollar sus potencialidades.

El entorno puede ayudar a promover la salud de los ancianos, creando el ambiente donde puedan reunirse y compartir, adoptar medidas sencillas de promoción de la salud y detección de las enfermedades.

Son los ancianos el segmento poblacional con el más rápido crecimiento, por lo que el Estado tiene el deber de asumir políticas efectivas para protegerles, como ocurre en otras latitudes con equidad social.