Por ANULFO MATEO PEREZ
La crisis política por la que atraviesa el país, tras el tollo
electoral provocado por las maniobras fraudulentas del gobierno, podría
atenuarse si el Presidente “estratega” entiende que su mandato ya
termina y que no hay forma de seguir en el poder a través de testaferros
involucrados en la corrupción.
La suspensión de los comicios municipales del pasado 16 de febrero se
convirtió en el detonante de protestas masivas de miles de jóvenes, que
han llegado al hartazgo por el caos creado por el gobierno.
En respuesta, el montaje del “Trabucazo 2020” de nuestros jóvenes el
pasado jueves en la Plaza de la Bandera, ha demostrado que los aportes
de Marcha Verde, ahora vestida de negro, sigue dando buenos frutos.
La juventud se rebela contra este sistema, porque les ha robado el
futuro a generaciones y ahora pretende hacer lo mismo con ella,
consciente, además, de que debe irse decantado de la partidocracia.
Y ante esa realidad, el Gobierno insiste en mentir respecto a lo
ocurrido el 16 de febrero; echarle el “muerto” a sus peones de la JCE,
dejando la necropsia a la OEA, la que avaló la ocupación militar yanqui
en 1965.
La debacle de este gobierno era previsible desde la reelección de
Danilo Medina, que previo a su primer mandato incumplió con promesas de
campaña, como fue la de terminar con la corrupción y la impunidad.
La situación se le ha empeorado por su conexión con el sonado caso
Odebrecht, que le acorrala a él y a sus colaboradores en distintos
estamentos del Estado, quienes mediante sobornos cobraron sumas
millonarias.
Ahora se suman a la crisis, los ominosos planes de Danilo Medina y su
grupo, dirigidos a perpetuarse en el poder, en un momento de profunda
descomposición estructural del sistema y su partidocracia corrupta.
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