Raíces Radio

sábado, 16 de marzo de 2013

Interrogador de los 12 años

Por ANULFO MATEO PÉREZ

El oficial vestido de civil irrumpió en el cuartito del cuartel policial, donde apenas había un viejo archivo de madera, un escritorio de caoba, que parecía pieza de museo, y dos sillas de metal. 

Malhumorado, el jefe local del SS ordenó sentarse al prisionero, mientras él se acomodaba en la otra silla, pero al revés, descansando los brazos en el respaldo. Sin parpadear, fijó la mirada en los ojos del adolescente y pasó a interrogarle:

-¿Sabes por qué estás aquí? ¡Tu ficha ha desaparecido de ese archivo! ¿Qué sabes tú de eso, eh? ¡Ustedes los comunistas son peligrosos! ¿Cómo lograste sacar eso de aquí? ¡Dime!

- No sé de qué usted me está hablando. Nunca había estado en este lugar, hasta el día de hoy. Ni siquiera sabía que yo tenía una ficha. 

- ¿No me digas? ¿Y la foto que te tomamos la primera vez que estuviste detenido, para qué era? ¿Para publicarla en El Caribe y felicitarte por tu cumpleaños? Hasta que no respondas, no te vamos a soltar, ¿oíste?     

Molesto, sacó su pistola calibre 45 que portaba por debajo de su guayabera y la puso encima del escritorio, fanfarroneó un poco y, como si hubiera olvidado el arma, se marchó del cuartito para acudir al llamado de un subalterno.

Al regresar, murmuró: 

- ¿No dizque tú eres guapo, por qué no tomaste la pistola? De inmediato, sacó el cargador del bolsillo derecho de su pantalón para ajustarlo a la mortífera arma. Y agregó: 

— ¡Qué suerte tienes, te llegó el hábeas corpus!

Años después, los papeles se invirtieron: El oficial fue sentado frente al ex prisionero y éste -mirándolo fijamente- pasó a interrogarlo:

- ¿Dígame su nombre y apellidos, número de cédula, edad, dirección actual...?

-Yo no me acuerdo de esas cosas. Mariana… respóndele al médico.
  
28/Diciembre/2009.
Otros cuentos publicados: La viuda alegre, El susurro del G-2.

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