He
dicho varias veces en esta columna, que la política de los gobiernos del PLD,
cuando se trata de discernir entre las demandas del pueblo y los intereses de
los que detentan el Poder, se deciden por la imposición… por la represión
política, despreciando valorar con el debido
respeto los temas planteados.
Es
decir, tanto Leonel Fernández como Danilo Medina, han ejercido el control
absoluto del Estado para imponer sus deseos y defender sus propios intereses,
así como los de todos cuantos les acompañan.
Ciertos
opositores “Light”, en una actitud irresponsable y extremadamente “optimista”,
que raya en el oportunismo, hablan de diálogo, consenso y concertación,
“ignorando” la naturaleza del peledeismo.
Se
quejan de que “la política no puede ser un enfrentamiento eterno y estéril”,
cargándoles la culpa a otros; los autores de ese discurso pretenden ignorar que
su materialización en este gobierno es una utopía.
La
única política que se ejerce desde el gobierno es precisamente la del
enfrentamiento con los sectores que integran Marcha Verde, que en las luchas
reivindicativas sectoriales son hostigados sin miramientos.
Eso
y no otra cosa fue el envío el pasado miércoles de mil 150 policías, para
reprimir la marcha hacia el Palacio Nacional de los transportistas, que exigen
la reducción de los precios de los combustibles.
Esa
demostración pacífica fue anunciada con anticipación, notificada al Ministerio
de Interior y Policía, informando la ruta a recorrer y donde terminaría la
misma, ejerciendo derechos constitucionales.
El
gobierno promueve corrupción, impunidad, caos… y desprecia con temeridad las
demandas del pueblo, opuesto a sus desafueros. No creo que Danilo Medina esté
en la disyuntiva que le tocó al presidente colombiano Mariano Ospina Pérez.
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