La
pobrecita GoldQuest está muy deprimida, porque según afirma su presidente Bill
Fisher, ante la incertidumbre en que se encuentra el proyecto de oro El Romero
en la provincia San Juan, tendrá que irse a otro lado a invertir sus millones y valiosos aportes comunitarios, donde serán mejor valorados.
Es
una pena, que los dominicanos y en particular los sanjuaneros, no entiendan que
la explotación del oro en el corazón de sus montañas tiene un gran valor
económico para Fisher y sus colegas accionistas.
El
“pretexto” de que el río San Juan y afluentes se extinguirían, sin dudas serían
redimidos unos cuantos millones de años después; en tanto, él procuraría la
visa de residencia para todos irnos a vivir a Canadá.
Aunque
tengo mis dudas de que en ese país, con 9 millones 984 mil 670 kilómetros cuadrados, deseen que gente envenenada hasta los tuétanos ni
siquiera se aproxime a sus fronteras a “fuñir la paciencia”.
Se
puede advertir en mister Fisher un tantito de enojo, quizá porque Danilo Medina
no se decide de una vez a otorgarle el permiso para subir con sus infernales máquinas
a extraer el oro de El Romero.
Se
queja de que la Gold
ha invertido 40 millones de dólares para “descubrir” el tesoro y ahora los
agricultores, ganaderos y pobladores –desde luego, por su ignorancia- dicen que
“el agua vale más que el oro”.
Tamaño
despropósito. Él, que había dispuesto invertir otros 19 millones de los
olorosos para el proceso de evaluación ambiental, dice irá con su música a otro
lado “para desplegar su efectivo y experiencia”.
El
asunto va tan en “serio”, que pese a que Fisher ama tanto a nuestro cálido país,
sobre todo a El Romero, -donde pernocta casi todo el tiempo-, con pesar
reducirá el personal de la Gold
de 180 al mínimo.
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