Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Resulta
que está planteada la posibilidad de que el presidente de la República dimita, ante
las graves acusaciones de posible corrupción, pero si no lo hace sólo podría
ser desplazado si el Congreso Nacional decide destituirlo, medida que por
supuesto el mandatario rechazaría de plano, dadas las consecuencias.
No
conozco el caso de un presidente que haya renunciado porque simplemente alguna instancia lo
haya pedido, sean estas instituciones o personas; al contrario, lo que
he visto siempre es la negativa a tal solicitud.
Ahora
se explica que el representante del Poder Ejecutivo recibió coima por un monto
de cinco millones de dólares por servicios a la empresa brasileña Odebrecht,
envuelta en otros casos similares en el mundo.
Se
revela que otros cuatro millones de dólares fueron también recibidos por el
mandatario a través de una empresa conocida como First Capital, cuyos vínculos
económicos niega, defendiendo su honor.
Y
frente al escándalo, el presidente confiesa que sí estuvo vinculado a Odebrecht
a través de una de esas consultorías de carácter financiero, a través de First
Capital, para un proyecto manejado por la brasileña.
De
igual forma se ha conocido de unos 780 mil dólares cobrados a la compañía
brasileña por Westfield, empresa que se alega es de su propiedad, y en su
defensa dice que nunca estuvo en la administración.
Las
primeras reacciones de los congresistas de diversas tendencias ante las
explicaciones de Pedro Pablo Kuczynski fueron de incredulidad, lo que deja
abierta la vía de que defenestren al mandatario.
En
una seria encrucijada se encuentra el presidente peruano Kuczynski, que tras el
escándalo de Odebrecht hizo profundas críticas contra la corrupción de Estado,
y quien fuera puesto de ejemplo de honestidad.
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