Por
ANULFO MATEO PÉREZ
De qué sirven las elecciones que se efectuarían en el 2020, si los árbitro-marionetas de ese proceso actúan conforme a los hilos que acciona el titiritero desde el Palacio Nacional, tal como ha sucedido hasta ahora en casi todas esas pantomimas que se han montado desde el ajusticiamiento del tirano Trujillo.
De qué sirven las elecciones que se efectuarían en el 2020, si los árbitro-marionetas de ese proceso actúan conforme a los hilos que acciona el titiritero desde el Palacio Nacional, tal como ha sucedido hasta ahora en casi todas esas pantomimas que se han montado desde el ajusticiamiento del tirano Trujillo.
De
qué sirve enarbolar programa de gobierno y candidaturas que sintonicen con los
mayores anhelos de los electores, si los que están en el poder usan los
recursos del Estado para imponerse a como de lugar.
De
qué sirve el movimiento Verde marchando en calles y avenidas exigiendo el fin
de la corrupción y la impunidad, si al final se le hace el juego al continuismo
participando en unas elecciones manipuladas.
De
qué sirven los esfuerzos por un país donde impere la igualdad de derechos,
seguridad ciudadana, educación de calidad, salud para todos… si los que
gobiernan reeligen todas las miserias que padecemos.
Si
lo que deseamos es jugar a las elecciones, bien, hagámoslo, dejando como
árbitros a la Junta
Central Electoral, Tribunal Superior Electoral y Tribunal
Constitucional que tenemos al servicio de este gobierno.
Si
eso es lo que nos merecemos, entonces no exijamos justicia para los que se han
robado el dinero del pueblo dominicano, los que abusan desde el Estado y luego
son candidatos a los distintos puestos públicos.
Si
por el contrario, nos consideramos parte del pueblo movilizado, entonces
debemos cortar los fuertes hilos del titiritero, darnos una Constituyente
Popular y la independencia de los poderes del Estado.
Y
para ello, todos los implicados en el saqueo de los recursos públicos deben ser
juzgados, llevarlos a prisión y devolver al Estado todo lo robado, evitando así
lo que hoy sucede penosamente en Honduras.
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