Por
ANULFO MATEO PÉREZ
El
primer gobierno de Danilo Medina y cuarto del PLD, a pesar de su pésima
gestión, sobrevivió a las dificultades en el orden económico, social y político
por la falta de una oposición unida y crítica, contestataria a su proyecto
continuista, así como a la dispersión y atomización del movimiento social.
En
esa primera gestión danilista se profundizaron las contradicciones internas en
el partido oficialista y se aceleró el deterioro de las instituciones
representadas en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Los
servicios públicos entraron en franco deterioro, como ocurrió con la Educación –pese a la
inversión del 4% del PIB- y la
Salud , con el colapso de la mayoría de los hospitales,
protestas y paros de labores.
El
Banco Central informó de crecimiento económico, pero la realidad es que en esos
cuatro años, pese al maquillaje de las cifras, la producción nacional cayó a
sus niveles más bajos y creció el endeudamiento.
Como
no es creíble, el mentado descrecimiento discreto de las importaciones e
incremento de las exportaciones, con el sector agropecuario atrapado en los
mayores reveses económicos hasta ahora conocidos.
El
gobierno de Medina habló durante cuatro años de bonanza, crecimiento e
incremento de la demanda de bienes y servicios que nunca llegó a la mayoría de
los dominicanos sumidos en la pobreza más extrema.
La
burbuja comunicacional para publicitar el crecimiento económico, apoyándose en
las maquilladas cifras del Banco Central, explotaba bajo el análisis del
endeudamiento y la corrupción oficial.
En
su segundo mandato, Danilo Medina ha tenido su Waterloo, al revelarse las
marañas tejidas junto a Odebrecht en torno a las plantas a carbón de Punta
Catalina y el sostenido desarrollo de la Marcha Verde.
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