Por ANULFO MATEO PÉREZ
Ahora le tocó como escenario a la provincia San
Juan, a la región Suroeste y a todo el país la amenaza en ciernes de la “fiebre
del oro”, conocida como el período de migración apresurada y de forma masiva
hacia California, EEUU, de personas que iban en caravana tras el oro en las
entrañas de la tierra y los ríos.
Rufianes y aventureros que soñaban con hacerse ricos
con el hallazgo de una veta del valioso metal, concurrían casi al borde de la
locura con picos y palas; mucho después, se exploraba con mangueras de presión.
El frenesí por el oro se produjo en el año 1849, al
coincidir en el tiempo las mejoras en los medios de comunicación (periódicos y
transporte), que llevaban noticias y rumores sobre el negocio de ese recurso.
Esa “fiebre” la vienen padeciendo desde entonces las
transnacionales, que lograron que el sistema monetario a nivel global se basara
en el patrón oro, con apoyo de gobiernos afines a sus espurios intereses.
Ahora, la “hipertermia” y el frenesí llega a San
Juan con la minera Gold-Quest, tal como viene ocurriendo con Falcondo contra
Loma Miranda, en el Norte de la Cordillera Central y todo el Cibao Central.
De permitir que Gold-Quest explote el oro en Romero,
en el lado Sur de la cordillera, se contaminarían y morirían el río San Juan,
afluentes, y el Yaque del Sur, que recibiría sus aguas contaminadas.
La amenaza se enfila contra la vida de los
suroestanos, dada la campaña por el oro emprendida por Gold-Quest, apoyada por la Dirección de Minería y
el prolongado silencio del presidente Danilo Medina.
La explotación del oro de San Juan sería
catastrófica para la producción de alimentos y las fuentes de empleos en toda
la región Sur; contra esa amenaza a la vida misma, marchamos firmes ayer en San
Juan.
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