El
pasado martes 23 de septiembre, a las 9:15 de la noche, mi casa fue atacada a
pedradas y dos grandes ventanales fueron destruidos, creando alarma en mi
familia. La indignación del vecindario se dejó sentir y la solidaridad llegó a
un punto que algunos se presentaron dispuestos a repeler la agresión.
Esta
es la quinta vez en los últimos seis años que mi familia es agredida y los
mismos ventanales son destruidos. No había revelado públicamente cada caso,
para que mi anciana madre no se enterara.
He
interpuesto las respectivas denuncias en la Policía y la Fiscalía. Hasta ahora,
nada se sabe. En cambio, hackers al servicio del Gobierno han seguido saboteando
el diario digital www.Barrigaverde.net, que dirijo desde hace 10 años.
De
igual forma han robado la data de mi PC, cargándola a un archivo “Y”, procediendo
luego a borrarla. Mi teléfono residencial ha sido intervenido, como es usual
con otros ciudadanos “bajo toda sospecha”.
Hace
unos dos años, recibí en mi casa la simpática visita de oficiales de la DNI, del
SS de la Policía
y de sus técnicos en informática, quienes buscaron en mi PC rastros de “hechos
terroristas”.
Las
pedreas se iniciaron el domingo en que Leonel Fernández le “ganó” la convención
a Danilo Medina en el PLD, el mismo día en que esta columna había advertido el
uso de los recursos del Estado para aplastarlo.
A
las 7:25 de la noche de ese mismo domingo, mi residencia era atacada desde la
calle lateral. Ahora, círculos de poder escriben un guión, de que las agresiones
provienen de uno de mis pacientes mentales.
No
obstante, tres meses atrás, dos sujetos fueron detenidos y liberados por la Policía. Lo se, quienes me
hostigan tienen capacidad para atentar contra mi vida, pero jamás podrán intimidarme.
Jamás.
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