Por ANULFO MATEO PÉREZ
El diversionismo
político e ideológico es una vieja táctica de los que gobiernan a favor de las
clases dominantes, con el propósito de confundir, debilitar, neutralizar y aniquilar a sus
adversarios. Para ello usan exquisitamente, entre otros recursos, los medios
masivos de comunicación y la acción directa.
No sólo se libran
batallas en el campo militar, también se dan en el escenario político e
ideológico, donde la verdad es la primera víctima, cuando se carece de
argumentos éticos en la lucha por el poder.
Por ello, el
peledeismo gobernante intriga, miente y dice medias verdades; conjunto de
provisiones y material bélico en el orden diversionista, que viene siendo usado
contra sus opositores.
Ese bien camuflado
arsenal es empleado por los que están en el
poder, en combinación con otros recursos, para provocar discusiones estériles y atomización en las organizaciones
que se proponen desplazarlos.
Así como lo utilizan
contra los partidos que se le oponen, como en el PRD, lo harán contra el frente
opositor que se está gestando. Muchos “caballos de Troya” serán enviados a su
seno, es decir, agentes encubiertos.
Se empeñan en golpear
por fuera, incluyendo la compra de dirigentes a los opositores, y arremetiendo por dentro, a través
de esquiroles disfrazados de revolucionarios, progresistas, peledeistas “arrepentidos”
sembrados o infiltrados.
Esos espías pueden
llevar años o décadas en su labor de zapa, filtrando todo lo que se trata al
interior de las entidades opositoras y/o creando disputas para provocar
fracturas internas dirigidas a destruirlas.
Otras veces, los
esquiroles llegan hasta los altos dirigentes, mediante la adulonería,
incondicionalidad aparente, defensa “rabiosa” de las ideas del líder,
explotando así la vanidad o la ingenuidad política de estos.
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