Raíces Radio

domingo, 4 de diciembre de 2022

Pseudología fantástica

Por ANULFO MATEO PEREZ

El comportamiento de mentir debe ser valorado con cuidado, porque en ocasiones no se trata de una simple mentira, sino de serios y complejos trastornos psicológicos, creando dificultades en las relaciones interpersonales, en el ámbito micro-social, macro-social y daño a los receptores de esos mensajes. 

 Existe la mentira ligada a la fantasía, donde estarían aquellas relacionadas con personajes o monstruos, mientras compensatorias, que son el reflejo de una carencia emocional en sujetos con otras patologías. 

Es el caso de la falta de buenos resultados en el ámbito académico, inventaría que los maestros alaban sus intervenciones, dice obtener malos resultados por culpa de otros o inventan historias. 

En cambio, la Pseudología fantástica, mitomanía o mentira patológica, tres distintas formas de calificarla en el ámbito de la psiquiatría para describir el comportamiento de mentir reiteradamente de manera compulsiva. 

Esta patología psiquiátrica fue descrita por primera vez en la literatura médica en 1891 por el suizo Antón Delbrück, y desde entonces cobró interés en los investigadores y en la asistencia de las personas afectadas. 

Se considera que la mentira es una conducta cotidiana del hombre y se considera como uno de los recursos más útiles para el que miente, pero deleznable, para conseguir lo que se propone de forma ruin. 

 Una mentira es una afirmación de cuya falsedad muchas veces sólo sabe el que la dice y que supone un intento de conseguir un objetivo predeterminado en su propio beneficio o para lastimar a otras personas. 

En tanto, la mentira patológica, conocida como pseudología fantástica, es un cuadro clínico caracterizado por la continua fabricación de falsedades, y confabulaciones desproporcionadas con la realidad. 

 II 

 La pseudología fantástica, mitomanía o mentira patológica se caracteriza por la continua fabricación de falsedades desproporcionadas y compensatorias en términos psicológicos, en relación a cualquier ventaja que pudiera obtener el que la padece, llegando a constituir un complejo engañoso organizado. 

 A diferencia de la mentira ordinaria, se origina en motivaciones patológicas y mecanismos psicopatológicos complejos. Se considera que el 40% de los casos tiene una alteración previa del Sistema Nervioso Central. 

 Hasta ahora, se le relaciona con la epilepsia, hallazgos patológicos en el Electroencefalograma (EEG), antecedentes traumáticos o de infección. Se sugiere que ciertas personas tienen “predisposición a la mentira”. 

 Un estudio de imágenes demostró que en estos pacientes se observa mayor proporción de sustancia blanca prefrontal, así como disfunción hemitalámica derecha, sugiriendo que pueden jugar una función en su origen. 

 Este proceso patológico se atribuye a factores psicopáticos, a personalidad límite, narcisista o histriónica. No existe tratamiento específico, aunque el abordaje con psicoterapia puede ayudar al mitómano. 

 El paciente cuenta una historia personal pero más llamativa, por lo que sus mentiras pueden estar originadas en algún hecho real, pero distorsionadas para construir una historia más vistosa y extravagante. 

 Así, el sujeto miente de forma compulsiva sobre detalles de su vida con mucha naturalidad. Esta conducta de mentir le proporciona recompensas inmediatas como atención o admiración de los demás. 

 Para el paciente, las mentiras no persiguen ningún fin doloso o utilitario. Suelen estar motivadas por su baja autoestima. Así, la mentira se presenta como una forma de obtener la admiración que necesitan. 

 III 

 Es conveniente diferenciar entre mentira, engaño, simulación y mentira patológica, porque existen líneas divisorias entre ellas desde el punto de vista psicopatológico psicosocial y puramente conductual, donde las tres primeras tienen más que ver con algo intencionado y más externo al sujeto. 

 En tanto, la mentira patológica se vincula sobre todo con las interioridades del individuo, con la necesidad de crearse otra identidad, por las pretendidas gratificaciones psicológicas que recibiría de los demás. 

 La diferencia entre el mentiroso compulsivo fabulador y el mentiroso intencional parece estar en un “limbo”, donde lo consciente o intencional se mueve hacia lo inconsciente, entre lo patológico y la normalidad. 

 La mentira, el engaño y la simulación, tienen que ver con algo intencionado y más externo a la persona que miente; la mentira patológica se relaciona con el interior del individuo; con la necesidad de crearse otra identidad. 

 En la mentira patológica, el sujeto hace de la mentira su vida, construyen su identidad desde lo inexistente, de ahí lo patológico, pero luego llega a convertirse en una verdad para ellos, y forman parte de ella. 

Para diferenciarlas, en la mitomanía hay grandes y extensas invenciones, el contenido y extensión de las mentiras son desproporcionados para cualquier finalidad discernible o ventaja personal.

Lo patológico en la mitomanía, es que estas personas, llegan a creer sus mitos; es una característica central y persistente, y la pseudología de su vida pasa a suplantar recuerdos verdaderos. 

 La causa de la mitomanía suele estar en la falta de atención, negligencia o abuso de los padres durante la niñez de la persona afectada, y la consecuente baja autoestima. Esta afección puede tratarse con psicoterapia.

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