Raíces Radio

domingo, 22 de diciembre de 2019

Trujillo y su heredad


Por ANULFO MATEO PEREZ

I

Al ser ajusticiado el tirano Trujillo (30 de mayo de 1961), sin desearlo dejó su heredad a lo que se llama el “poder permanente”, que no está representado en el partido ni presidente de la República de turno, sino en los sectores económicos hegemónicos, estructuras militares, seguridad e inteligencia del Estado.

Y esto es así, porque en el nuevo estadio del desarrollo económico y político del sistema capitalista, el poder se desdobla en “poder permanente” y “poder temporal”; para perpetuarse se apoyan en el Estado.

Contrario a lo generalmente aceptado, el poder permanente ya no lo ejerce una persona; es la síntesis de una compleja, contradictoria y dinámica interacción, así como lucha entre grupos de la clase dominante.

Esa relación entre grupos económicos del poder permanente y poder temporal que les representan, pugnan por imponer su hegemonía, evidente en la lucha electoral de relevo, como ocurre en este momento.

No obstante, durante esas sordas disputas comparten el interés vital de garantizar la reproducción del sistema, liderado por el variopinto capital transnacional, asentado en EE.UU, Unión Europea y Japón.

En tanto, el poder temporal es ejercido por el partido político que en cada país ocupa el Poder Ejecutivo durante un período determinado, en alternancia o continuidad por uno que sea pieza de la partidocracia.

Esa dinámica está regida mediante elecciones periódicas, Constitución y leyes, pero en países con un sistema en crisis, las reglas son manipuladas, ignoradas o descaradamente violadas a conveniencia.

El que se exprese con firmeza contra el hegemonismo del poder permanente y temporal será hostigado para ser cooptado; si resiste, los “aparatos” del Estado le colocarán la “espada de Damocles” sobre su cabeza.  

II

Desplazado Trujillo del poder por la oligarquía y el imperio, estos retomaron el control absoluto del país (reprentados en el Consejo de Estado), pero Juan Bosch en una jugada política se granjeó la simpatía de los trujillistas (capas bajas de la población rural y urbana), ganando las elecciones del 20 de diciembre de 1962.

El 25 de septiembre de 1963, Bosch era derrocado por un golpe de Estado oligárquico, bajo la dirección de EE.UU, previa campaña frontal de la Iglesia Católica contra él, que le acusaba de comunista.

Luego, con gran voracidad, grupos económicos hegemónicos del poder permanente, iniciaron el robo del patrimonio del Estado, que Trujillo había acumulado como propio durante 31 años de dictadura.

La insurrección constitucionalista (24 de Abril de 1965), que se proponía el retorno de Bosch a la Presidencia (y como respuesta de EE.UU a la derrota del poder temporal), fue sofocada con 42 mil marines.

Con apoyo imperial, ascendió el dictador ilustrado Joaquín Balaguer; 12 años de persecución y muerte contra sus opositores, y luego 10 años más, separado uno y otro por ocho años de un PRD derechizado.

Para garantizar su continuismo en el poder, el cortesano de la “Era de Trujillo” resistió a los grupos económicos y el patrimonio del Estado le sirvió para su gestión gubernamental y de asistencialismo.

La oleada neoliberal abrió las fauces de esos grupos del gran capital y de connotados dirigentes del PLD, que durante casi 20 años en el poder se han apropiado de una buena parte del patrimonio público.


Ahora, con el “desguañangue” del PLD-gobierno-FP-sistema, el PRD de nuevo cuño (PRM), un símil del doctor Merengue, apuesta volver al poder tras su triste período de la “España Boba” (2000-2004).

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