Raíces Radio

miércoles, 20 de junio de 2018

Violación sexual y su impacto

Por ANULFO MATEO PÉREZ

I

La violación sexual se ha convertido en la República Dominicana en una verdadera epidemia más que preocupante, si tenemos en cuenta como se han multiplicado los casos y la frecuencia de homicidios contra mujeres y menores, resultado de esta acción, así como las visitas al consultorio de psiquiatras y psicólogos.

De igual forma, podemos leer la gran cantidad de crónicas periodísticas que narran sólo los hechos más impactantes de este fenómeno psicosocial, que son reportados contra infantes de ambos sexos y distintas edades.

Estos hechos se han agravados porque además de la violación sexual, los menores son asesinados y cuyos victimarios guardan alguna relación parental, expresando en el acto más de una aberración.

Entre ellas son frecuentes la pedofilia, sadismo, necrofilia, incesto… aunque en nuestro país se presentan con menos frecuencia hombres abusados sexualmente, por lo general entre grupos de homosexuales.

Estos últimos hechos se producen cuando las víctimas están en reclusión carcelaria o en ambiente festivo bajo la embriaguez y otras drogas como la cocaína, heroína, LSD, marihuana, crack y anfetaminas.

Este tipo de abuso va acompañado del desenfreno de la violencia más cruenta, por las grandes resistencias de las víctimas a sus victimarios para evitar ser violadas, guardando por lo general el anonimato.  

En el caso de los hombres violados se da esta condición por las estructuras psicológicas machistas predominantes en nuestra cultura; cuando es contra mujeres y niños, por lo general lo exteriorizan.

Más allá de las implicaciones legales establecidas, se expresa la ofensa moral que se traduce en traumáticas repercusiones psicológicas e impacto social contra el agraviado o agraviada, la familia y la sociedad.

II

Es común la reacción depresiva-ansiosa luego de la violación sexual, con sentimientos de culpa e ideación suicida; pesadillas evocando la escena y en ocasiones cuadros psicóticos, haciendo necesaria la intervención rápida de la familia y del psicoterapeuta para evitar en este caso que el paciente se quite la vida.

Algunos autores definen la violación sexual como “la introducción por la fuerza, la coacción o el engaño, del miembro masculino en los genitales femeninos”, pero esta no llena las expectativas al respecto.

Esta definición, que al parecer coincide con el armazón legal sobre este delito, es inexacta porque no recoge las circunstancias en que la violación puede ser cometida por persona del sexo femenino.

En este caso, al que nos hemos referido, puede suceder contra adultos, adolescentes o infantes de su propio sexo o del opuesto, además, se puede tratar de que victimario y víctima sean del sexo masculino.

Desde otra perspectiva, se trata de una conducta sexual que conlleva hostilidad hacia la víctima, aunque no haya penetración; se trata de un acto en que se fusionan los impulsos sexuales y agresivos.

Esta acción contra el abusado provoca un daño psico-social, incluyendo a parejas legalmente unidas, pero emocionalmente separadas, y el hombre mediante el chantaje o la violencia física posee a la mujer.

Cuando está ausente la fuerza física, pero sí la coacción, el victimario y/o su defensor legal niegan la violación, no obstante el uso del fraude, el engaño, el chantaje, las falsas promesas y otras estratagemas.

El violador es por lo general reincidente, pese a condenas legales y morales, por lo que hay que aplicar programas de prevención, educación y sanciones más severas, erradicando miserias sociales y económicas.

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