Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Los
nuevos nombramientos realizados por el presidente Danilo Medina en la
administración pública vienen a ser más de lo mismo, conocidos los personajes
que ocuparán nuevas posiciones para impulsar el continuismo del presente
gobierno peledeista, hábito aprendido del trujillismo y el balaguerismo.
Lo
que hemos apreciado hasta ahora en esas medidas son “cambios para no cambiar”
nada de lo que se ha hecho en materia económica, social y política, que tiene
al país metido en “camisa de once varas”.
Cambiar
a “Quevedo por Malpica”, es decir, nombrar a un nuevo funcionario en una
posición que ocupaba otro, tan corrupto como este, sólo promete empeorarlo todo
para sufrimiento del pueblo dominicano.
Incluso,
el presidente Medina ha destituido a ciertos funcionarios que se atrevieron a
pronunciarse contra las nominillas, el clientelismo y la politiquería imperante
en las instituciones del Estado.
Esos
“cambios para no cambiar” han sido, además, motivados por las contradicciones
con el presidente Leonel Fernández, quien usó cuantiosos recursos públicos para
llevar a Danilo Medina a la
Presidencia.
Los
funcionarios leonelistas vienen siendo sustituidos por activistas del
reeleccionismo danilista, pese a que algunos de estos tienen antecedentes
penales o están tras las rejas bajo graves acusaciones.
La
sociedad dominicana espera por funcionarios honestos, instruidos y laboriosos
para ocupar los puestos gubernamentales, pero sobre todo, que se apliquen políticas
correctas, de lo que carece el actual gobierno.
Pero
nada de eso le interesa al presidente Danilo Medina, sino mantenerse en el
poder contra vientos y marea, mientras el pueblo demanda que cese la
corrupción, la impunidad oficial y el caos administrativo.
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