Por
ANULFO MATEO PÉREZ
Los
corruptos envueltos en sobornos y sobrevaluaciones del consorcio brasileño
Odebrecht en República Dominicana, no asumirán el arrepentimiento al que tanto
exhorta el cristianismo, dogma que dicen profesar, pese a que cada 27 de
febrero sus ilustres líderes asisten al Tedeum oficiado en la Catedral.
Es
tradición que el Presidente de la
República acuda al oficio religioso junto a representantes
del Poder Legislativo y Judicial, y en un acto solemne, no de contricción, sino
de hipocresía, oren y comulguen.
Expresión
del falso cristianismo de funcionarios y cúpula de la Iglesia , amalgamados en
acciones dolosas contra el erario, reforzado por el concordato rubricado por el
tirano Rafael Trujillo y la
Santa Sede.
Con
un “¡Que Dios les bendiga a todos!” o la frasecita “¡Que Dios bendiga a la República Dominicana !”
culminan siempre sus aburridos discursos, dirigidos a manipular la fe religiosa
del pueblo dominicano.
Por
estar comprometidos con la corrupción más aberrante conocida hasta ahora en
nuestro país, ocultan la lista de los involucrados en el oprobioso caso
Odebrecht-gobiernos, para demorar el proceso legal.
Y
frente al dedo acusador de la sociedad, desempeñan pobres actuaciones (no
sabemos si cómica o trágica), como los peores actores de Hollywood, encarnando
personajes repugnantemente obscenos.
Los
corruptos de los distintos gobiernos y de la oposición son graduados Summa Cum
Laude en el ventajismo individualista, el afán de lucro desmedido y el
pragmatismo, que llegan a formas de comportamiento cínico.
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