Por ANULFO
MATEO PÉREZ
Las
luchas intestinas en el partido de Gobierno se han agudizado en las últimas
semanas, apreciándose en el activismo de los seguidores del presidente Danilo
Medina, que desean su reelección en 2016, y en los actos encabezados por el
expresidente Leonel Fernández, que aspira a retornar al Palacio Nacional.
Nadie
debe engañarse pensando que se trata de contradicciones ideológicas o de
carácter programático. Ambos, Danilo y Leonel, son igualmente conservadores y
conceptualmente neoliberales a ultranza.
Las
diferencias entre danilistas y leonelistas están signadas por intereses
personales y grupales: el control del PLD y los resortes del poder,
representados en el Ejecutivo, el Congreso y la Justicia.
El
programa neoliberal de sus gobiernos es el mismo y su práctica política es el
resultado de una cultura conservadora, apuntalada con clientelismo, demagogia,
manipulación y el súmmum de la inequidad.
No
hay ninguna duda, el forcejeo entre esos dos altos dirigentes del PLD es
también la expresión de las disputas de los grupos económicos que en el seno de
esa corporación se han ido desarrollando.
Las
pugnas internas se atizan al sentirse Fernández aguijoneado por el síndrome
Quirino, las acusaciones de corrupción, el caso Félix Bautista, la alta tasa de
rechazo y la inseguridad que todo esto le provoca.
Por
lo visto, Danilo trabaja para cerrarle el paso a Leonel, consciente de que el
PLD sería derrotado si este encabeza la boleta electoral en 2016, por lo que
sus dirigentes podrían ser reos de la justicia.
Esas
escaramuzas en el seno del PLD son el foco de atención de muchos dominicanos,
que en un pragmatismo pesimista podrían inclinarse por lo menos malo, cayendo
en la pérfida celada de los reeleccionistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario