Por ANULFO MATEO PÉREZ
La lucha encarnizada por la obtención de la candidatura presidencial en el
Partido Revolucionario Moderno (PRM) es una demostración de que sus dirigentes
no han valorado la importancia de un sólido frente opositor, que permita acabar
con el continuismo peledeista y su nefasto paso por el poder.
La discusión y aprobación de un programa no es importante para ellos y se
escurren con proclamas políticas generales, evadiendo así temas cardinales
respecto al sistema político e intereses de los trabajadores.
El primer y principal objetivo debe ser la conquista de los derechos
políticos, la conquista de la libertad política, frente a una dictadura
institucional que controla de forma abusiva los tres poderes del estado.
Un frente opositor de amplias bases sociales y política es indispensable para
desplazar del poder a la corporación PLD, donde no deben faltar los distintos
sectores de la izquierda ni los de pensamiento liberal.
Cuando se habla de unidad de izquierda y de un frente opositor de amplias
bases, sólo es posible con un programa que recoja la táctica y estrategia para
cambiar el sistema político y terminar con tanta opresión.
No es con proclamas que se construirá un frente opositor para desmontar las
altas cortes y todo el sistema de inequidades que ha construido el PLD, durante
los 14 años en que ha estado en el poder.
No es ofreciendo al pueblo algunas dádivas insignificantes, dádivas
ficticias, con tal de distraerlo de la idea sobre la falta de derechos y sobre
el yugo que padecen los trabajadores desde hace décadas.
El desplazamiento del poder de la corporación PLD debe ser para un cambio
verdadero, que favorezca a las grandes mayorías, por lo que el programa para la
unidad debe estar en primer lugar, no las candidaturas.
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