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Es oportuno aclarar, que pese a
las discrepancias respecto a la clasificación, no existe sólo el trastorno de
personalidad antisocial o sociopática. Otras afecciones son valoradas en este
orden.
Así podemos citar la personalidad
paranoide, afectiva, esquizoide, explosiva, obsesiva, histérica, asténica,
agresiva, pasivo-agresiva, pasivo-dependiente, ansiosa y psiconeurótica.
Para los fines de esta serie de artículos, la personalidad antisocial cobra importancia, por el impacto de estos sujetos en la sociedad.
Para los fines de esta serie de artículos, la personalidad antisocial cobra importancia, por el impacto de estos sujetos en la sociedad.
Individuos con personalidad
antisocial penetran a las entidades políticas, sindicales, gremiales,
territoriales, profesionales, empresariales, religiosas creando graves
distorsiones en su dinámica.
Su coeficiente de inteligencia
oscila entre normal y normal superior, por lo que suelen alcanzar cierto
liderazgo, mediante la manipulación y otras “malas artes”.
Como la abeja al panal, individuos
con idénticas alteraciones de personalidad acuden al encuentro del “líder”, se
organizan y causan grandes estragos a la sociedad.
Cuando alcanzan el poder político,
estructuran verdaderas mafias. Crean organismos paralelos a las instituciones o
toman la dirección de ellas para pervertirlas y usarlas a su antojo.
Se valen de los medios de
comunicación para manipular a los menos aventajados culturalmente. Han creado
para esos fines, dinámicas redes de mercenarios políticos.
Han llegado tan lejos, que muchos
de éstos se han convertido en “sicarios” de la palabra para manipular a los
ingenuos, recibiendo sumas millonarias del erario y todo tipo de prebenda.
Como el cáncer, en este Estado delincuente, los sociópatas
han ido infiltrando el tejido social, con tanta eficiencia, que es una ardua
tarea rescatar y reorientar a sus presas.
14/Julio/2012.
14/Julio/2012.
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