Por ANULFO MATEO PEREZ
I
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que el número de personas expuestas a factores estresantes extremos es grande por el impacto de la pandemia de Covid-19, constituyendo un factor de riesgo para el desarrollo de problemas psicológicos y sociales.
Esta realidad ha cambiado la vida de las personas en cuanto a sus hábitos, creando incertidumbre, dificultades económicas, aislamiento social y temor a contraer la enfermedad, que en muchos casos es mortal.
Cada día se hace más compleja la situación, por el desconocimiento de cuándo terminará la pandemia y qué puede ocurrir en el futuro al afectar la vida de la gente en términos personales y colectivos.
El exceso de información recibida a través de los medios de comunicación y los rumores pueden hacer que las personas se sientan desconcertadas, presentando estrés, ansiedad, irritabilidad, miedo, tristeza y soledad.
Entre los grupos poblacionales más susceptibles a padecer síntomas psicológicos relacionados con el estrés producido por Covid-19, se hallan los dependientes de bebidas alcohólicas u otras sustancias adictivas.
De igual forma las personas que deambulan por las calles, sin techo o con movilidad reducida, con soledad no deseada; los impedidos de vínculos afectivos con los qué mantener una comunicación activa.
También los sujetos con escasos recursos personales para el entretenimiento o con baja capacidad o pobre acceso a la tecnología, así como los que tienen convivencia en entornos de riesgo, como es la violencia o el aislamiento.
Los individuos que tienen dificultad para comprender el estado de alarma y, por tanto, en riesgo de incumplir, como los menores de edad o sujetos dependientes de otras personas y los que están amenazados de perder su trabajo.
II
Los
adultos mayores aislados, sobre todo si padecen algún deterioro cognitivo o
demencial, pueden tornarse mucho más ansiosos, enojados, agitados, desorientados,
irritables… los cuales deben recibir apoyo familiar o de sus tutores y
profesionales de la salud mental.
Es
útil explicarles con palabras sencillas lo que ocurre y la forma de reducir los
riesgos de contraer el virus, acompañadas de mensajes positivos y tranquilizadores,
para evita
r empeorar el estado de su salud mental.
Su
entorno social debe tener en cuenta que, en personas envejecientes con
enfermedades como la diabetes, cardiovasculares o terminales, exacerbadas por
Covid-19, podría aumentar el riesgo de suicidio.
La
exposición a Covid-19 podría convertirse en un factor de riesgo para pacientes
diagnosticados con enfermedades mentales graves, por lo que la ansiedad pueda
estar a niveles altos durante la pandemia.
Se
pueden presentar síntomas del estrés postraumático, con agravamiento de los
delirios y de las alucinaciones; si los demás lo evitan distanciándose, puede
aumentar la paranoia en algunos pacientes.
El
aburrimiento y la imposibilidad de estar vinculado a la rutina habitual de su
vida, puede provocar que las personas desarrollen un mayor deseo de tomar
bebidas alcohólicas, tabaco o drogas narcóticas.
Atrapadas
en esta circunstancia pueden aparecer síntomas depresivos, como desesperanza,
irritabilidad, cambios en el apetito y alteraciones del sueño, como el
insomnio, pesadillas o despertares nocturnos.
Si
se siente enfermo y le preocupa el Covid-19, consulte a un profesional de la
salud mental antes de automedicarse; en tanto, evite los medios de noticias, respire
profundo y suave, haga ejercicios de estiramiento, evite el consumo de alcohol
y otras drogas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario