Raíces Radio

domingo, 11 de octubre de 2015

Pueblo, levántate y anda

Por ANULFO MATEO PÉREZ

Eugenio María de Hostos no murió de ninguna enfermedad, sino de “asfixia moral”, había expresado el humanista Pedro Henríquez Ureña durante las exequias al insigne educador boricua y latino-caribeño, como ha ocurrido con muchos otros hombres trascendentes por su rectitud e inclaudicable patriotismo.

El cubano Eduardo Chibás Ribas, en su impotencia ante el gobierno de Carlos Prío Socarras, uno de los más corruptos de la Cuba prerrevolucionaria, murió por la misma causa que cortó el aliento a Hostos.

“¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Este es mi último aldabonazo!”. A seguida se disparó un tiro, de cuya herida murió el 16 de agosto de 1951, movilizando a los cubanos. 

El arquitecto David Rodríguez García, un profesional de procedencia humilde, no resistió las presiones perversas de los corruptos enquistados en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).

La “asfixia moral” fue la causa de su muerte y así lo dejó testimoniado en una nota hallada junto a su cuerpo inerte; como denuncia póstuma; como alarido de impotencia; como su último aldabonazo.

El pus que brota de las instituciones públicas ya salpica desde arriba hasta abajo a los políticos que se han envilecido en el poder, a los que desde la nada se han hecho "jorocones" y "tutumpotes" a expensa del erario.

Y toda esta podredumbre traerá el desenlace inevitable de su derrota, del repudio de los dominicanos a tantos abusos y descaro, como ha ocurrido en otras latitudes donde la justicia popular se ha impuesto.

Se acerca la hora del compromiso con la patria y espero que no se repita la frase de Federico Henríquez y Carvajal: “¡Oh, América infeliz, que sólo sabes de tus grandes vivos, cuando ya son tus grandes muertos!”.

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