Por ANULFO MATEO PÉREZ
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Más que por sus errores, la izquierda fue afectada por una
confrontación desigual contra un poder oligárquico-imperialista en pleno
apogeo (luego del triunfo de la Revolución Cubana) y el gran despliegue
de fuerza de EEUU para imponer su política exterior, aderezada con la
proclama de “No a otra Cuba en el continente”.
La lucha contra el comunismo, era sólo un pretexto del imperio para
impedir la liberación de nuestros pueblos, mantener su hegemonía
político-militar y el saqueo de los recursos naturales en su “patio
trasero”.
Ese inmenso poder se sintió en Ecuador, cuando la CIA hizo
explosionar una bomba en pleno vuelo del avión (un Beechcraft King Air),
donde iba el presidente Jaime Roldós, el 24 de mayo de 1981.
El general panameño Omar Torrijos fue asesinado también por esa
agencia cuando la aeronave en que viajaba (una DeHavilland Twin Otter,
de la Fuerza Aérea), fue objeto de un sabotaje, el 31 de julio de 1981.
Unos 32 años antes, el 9 de abril de 1948, era asesinado el líder
liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán, durante el gobierno de Mariano
Ospina Pérez, representante del bloque oligárquico-imperialista.
Después, el 27 de junio de 1954, el presidente liberal guatemalteco
Jacobo Arbenz era derrocado por EEUU, como parte de su política exterior
de dominación en América Latina.
Entonces, no deben extrañar las ejecuciones sumarias de Manolo
Tavárez (21 de diciembre, 1963), y de Francis Caamaño (16 de febrero,
1973), por órdenes del Consejo de Estado y del presidente Balaguer,
respectivamente.
Finalizada la Guerra de Abril (3 de septiembre, 1965), la CIA ordenó
una feroz casería (“operación chapeo”) contra la izquierda, el
movimiento estudiantil, sindical y popular para apagar la mecha del
barril de pólvora.
6/julio/2013
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