Raíces Radio

domingo, 24 de febrero de 2013

La masacre de Newtown

Por ANULFO MATEO PÉREZ
 
El tiroteo del pasado viernes en un colegio de Newtown (Connecticut), Estados Unidos, con saldo de 27 personas muertas, entre ellas 20 niños y el pistolero, es un hecho recurrente en ese país, que lleva “en sus entrañas elementos feroces y tremendos”, como lo explicó en su momento José Martí.

Adam Lanza, de 20 años, sembró el horror en el colegio Sandy Hook, empujado por una sociedad violenta, la cual está sometida a múltiples presiones psicológicas y materiales de existencia.

Más allá del llanto y las lágrimas del presidente de esa nación, Barack Obama, es necesaria una reflexión profunda de las causas de la violencia que genera el poder imperial dentro y fuera de su territorio.

En Estados Unidos no existen controles efectivos para la tenencia y porte de armas, que causan más muertes en ese país que soldados yanquis en sus guerras de conquistas en Irak y Afganistán. El año pasado, de los 14 mil asesinados, 10 mil lo fueron por armas de fuego.

Los partidarios de las armas justifican su posición en la defensa de la Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana, calificada de ambigua por expertos en el tema.

Es el complejo militar industrial quien impone la cultura de la violencia. Por la presión de esos mercuriales intereses, en la pasada campaña electoral no se habló del necesario control de las armas de fuego.

Algunas voces de la sociedad estadounidense se han alzado para que se asuma ese control, pero se estrellaron con el muro del poderoso lobby que promueve la venta legal y el contrabando de las armas.

Por ahora las voces no serán escuchadas, porque ese lobby es uno de los que más dinero aporta a las campañas republicanas y demócratas, y más capacidad de presión tiene sobre los miembros del Congreso.             

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