Por ANULFO MATEO PÉREZCuando los halcones de Washington decidieron arrasar con el movimiento de izquierda en la República Dominicana, sabían que la persecución, destierro, encarcelamiento y eliminación física de lo mejor de la juventud les permitiría engullirse el país y todas sus riquezas con absoluta impunidad.
El ajusticiamiento de Trujillo, el 30 de mayo de 1961, tenía previsto instalar otro gobierno que estuviera a sus órdenes, pero la elección de Juan Bosch, el 20 de diciembre de 1962, le rompió el esquema.
Esos halcones promovieron el derrocamiento de Bosch, el 25 de septiembre de 1963, y la respuesta más digna, aunque sin éxito, fue la insurrección del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (MR-1J4).
El 21 de noviembre de 1963, bajo el liderazgo político-militar de Manuel Aurelio Tavárez Justo, se inició la guerrilla en Las Manaclas y el 21 de diciembre ya había sido diezmada y sus integrantes fusilados.
No obstante esa sensible pérdida, brotó la insurrección del 24 de Abril de 1965, guiada por Francis Caamaño, que exigía el retorno a la Constitucionalidad con Juan Bosch a la Presidencia, sin elecciones.
El 28 de Abril de 1965, Lyndon B. Johnson ordenó invadir el país con 42 mil marines, para impedir que Bosch retornara al gobierno. Controlaron la situación, para luego instalar a sangre y fuego a Joaquín Balaguer.
Durante los 22 años de ejercicio balaguerista, sobre todo los primeros 12 años, se persiguió, encarceló, exilió y asesinó a lo mejor de la juventud dominicana, timoneado por la CIA y esos halcones.
El relevo de la juventud patriótica e inclaudicable, 30 años después, no se ha dado. Y por eso un grupo de bandoleros vende patria y las transnacionales, que les patrocinan, siguen robándose el patrimonio público.
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