Por ANULFO MATEO PÉREZ
El presidente Leonel Fernández de visita en Madrid,
y en declaraciones para el diario “El País”, expresó que los golpes de
Estado políticos han sido sustituidos por golpes de mercado.
Fernández “conceptualiza” sobre un tema analizado por otros que no se limitan a la exposición, sino que luchan por contrarrestar esas políticas imperiales genocidas.
Fidel Castro hace años que viene alertando sobre la insostenible cultura del consumo. Y demanda dejar de producir granos para biocombustibles, y usarlos para alimentar a las personas.
En una posición contrastante, el presidente Fernández favorece la producción de biocombustibles en la República Dominicana, con más de la mitad de la población viviendo en la pobreza.
Nuestro país tiene una variedad de climas y suelos, recursos acuíferos y cultura agrícola, que nos podrían asegurar “las tres calientes”; no obstante, el hambre sigue siendo uno de nuestros grandes males ancestrales.
Eso sucede, cuando Estados Unidos y sus socios ricos toman al Tercer Mundo para colocar sus excedentes, bloquean nuestra producción, incentivan los biocombustibles y especulan en los mercados financieros.
Los amos del mundo imponen esa especulación financiera en los alimentos básicos y petróleo, sin importarles que el hambre afecte a más de mil millones de personas en el planeta.
Frente a esa realidad, Leonel Fernández con empréstitos internacionales construye un metro, y otras obras faraónicas, para un país de hambrientos; abandona la producción de comida y abre las aduanas a las importaciones.
No hace falta teorizar sobre un asunto de dominio general, sino de aplicar políticas que incentiven la producción agropecuaria, abran nichos de mercados, garanticen empleos y nos aseguren el pan nuestro de cada día… Amén.
Fernández “conceptualiza” sobre un tema analizado por otros que no se limitan a la exposición, sino que luchan por contrarrestar esas políticas imperiales genocidas.
Fidel Castro hace años que viene alertando sobre la insostenible cultura del consumo. Y demanda dejar de producir granos para biocombustibles, y usarlos para alimentar a las personas.
En una posición contrastante, el presidente Fernández favorece la producción de biocombustibles en la República Dominicana, con más de la mitad de la población viviendo en la pobreza.
Nuestro país tiene una variedad de climas y suelos, recursos acuíferos y cultura agrícola, que nos podrían asegurar “las tres calientes”; no obstante, el hambre sigue siendo uno de nuestros grandes males ancestrales.
Eso sucede, cuando Estados Unidos y sus socios ricos toman al Tercer Mundo para colocar sus excedentes, bloquean nuestra producción, incentivan los biocombustibles y especulan en los mercados financieros.
Los amos del mundo imponen esa especulación financiera en los alimentos básicos y petróleo, sin importarles que el hambre afecte a más de mil millones de personas en el planeta.
Frente a esa realidad, Leonel Fernández con empréstitos internacionales construye un metro, y otras obras faraónicas, para un país de hambrientos; abandona la producción de comida y abre las aduanas a las importaciones.
No hace falta teorizar sobre un asunto de dominio general, sino de aplicar políticas que incentiven la producción agropecuaria, abran nichos de mercados, garanticen empleos y nos aseguren el pan nuestro de cada día… Amén.
19/Junio/2011.
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